Si pensó el “Peje” López Obrador que crearía a un “Juanito”, prototipo de una mayoría de mexicanos y substituto del indio agachado, cubriéndose con un sombrero. Es penoso aceptarlo, pero la república está plagada de “juanitos”, engreídos y sumisos a la vez por falta de educación y entereza.
Los medios informativos cooperaron en el engrandecimiento de un individuo que como político y persona de buena conducta no vale cinco centavos.
Asombra que televisoras, estaciones de radio y medios de prensa escrita hayan dedicado espacios estelares a un sujeto que como Rafael Acosta casi nadie conoce. Qué hubieran dado por esa publicidad gratuita quienes aspiran a candidatura para la Presidencia de la República.
El mismo “Peje” ha de tener envidia y coraje al tal “Juanito” por su popularidad y porque no logró disciplinarlo, después de hacerlo jurar obediencia en público.
Un motivo por el que los medios se volcaron a favor del individuo de la diadema fue ridiculizar a López Obrador, lo cual lograron con creces. No es cierto que “Juanito” se haya disciplinado, como lo afirmó el tabasqueño, en descargo de su fracaso.
Terminó por vestirse de héroe el jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, quien en 40 minutos sometió al irredento, tras de concederle dos direcciones generales y siete territoriales. Probablemente se le amenazó de que sería hostilizado de manera permanente para gobernar Iztapalapa o incluso se le prometió una talega de billetes. Pero Ebrard lo dobló.
Como buen mexicano atrapado por la corrupción, “Juanito” colocó a su hijo como director de desarrollo social y antes de rendir protesta de jefe delegacional, a fin de declinar a favor de Clara Brugada, fue a una tienda de lujo a probarse un traje y lucir una corbata, tal vez por primera vez en su vida.
En la Asamblea Legislativa era esperado el “hijo desobediente” con pancartas de traidor. El escándalo en su contra disminuyó por los ataques a los panistas Demetrio Sodi y Carlos Orvañanos, señalados de “delincuentes electorales” debido a que fueron favorecidos por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para ser jefes delegacionales.
A final de cuentas, Rafael Acosta recibirá una chamba en el gobierno capitalino y su imagen de “Juanito” se quedó para mexicanos de su calaña, que no son pocos. Ya les dicen “juanitas” a las diputadas que declinaran a favor de los suplentes “machos”. Siguió exhibiéndose “Juanito” al pisotear su corbata en la Asamblea Legislativa y gritar ¡Muera el PT!, partido que lo inventó.
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