Hacienda pública. El dinero. Los recursos financieros del gobierno para atender la administración de los bienes y negocios de los mexicanos. Dije del gobierno y de los mexicanos. No me referí al gobierno federal, sino al sistema de gobierno todo. Involucra a las entidades federativas y a los municipios. A cada uno de los órdenes de gobierno corresponde una parte del sistema recaudatorio nacional, y de gasto. Cada uno de aquellos debe cumplir la tarea con eficiencia y oportunidad.
Si cuestiones federalizadas obliga a la celebración de convenios de participación fiscal, tiempo es de ir limando aristas a efecto de encargar a cada quien cumpla, sin ambages, cuanto le corresponde. Bien hemos visto cómo tanto en la recaudación como en el gasto, hay insuficiencias, omisiones, desviaciones, acciones delictivas.
En buena medida, cuestiones de esa naturaleza se deben a la falta de profesionalización de los servidores públicos a cargo. La Hacienda, permítaseme ponerla con mayúscula, es sector en el cual no caben improvisación, compadrazgo, corrupción.
Por eso, cabe reconocer: en materia hacendaria federal quienes tradicionalmente han estado a cargo de la planeación y ejecución de las actividades son profesionales con los perfiles adecuados al momento histórico en que se ubican. Se puede estar de acuerdo o no con las teorías económicas en las que sustentan su trabajo, pero habrá de reconocerse en ellos un equilibrio funcional con respecto al mundo financiero. No se puede ir contra las tendencias internacionales predominantes en tanto se forma parte de un concierto financiero universal.
Se consigna en Los secretarios de Hacienda 1892 – 2012 “El fin del siglo XIX y los dos primeros decenios del XX, se reconocen como la etapa constructiva de la Hacienda pública moderna. En el logro… influyó favorablemente la estabilidad de los secretarios de Hacienda, cuyo mejor ejemplo fue José Yves Limantour, permaneció en el gabinete porfiriano por cerca de 18 años. La estabilidad en el cargo fue determinante en el diseño y ejecución de las políticas económicas de mediano y largo plazo, que hasta entonces parecían imposibles, dada la corta permanencia de los secretarios del periodo anterior. La especialización en los negocios públicos y el conocimiento de la economía clásica fueron atributos reconocidos para la mayoría de los secretarios de esos años”. (http://www.apartados.hacienda.gob.mx/galeria_secretarios/inro_2.html)
Aceptaría la hipótesis si asumimos que en el México post revolucionario las personas son sustituidas por corrientes predominantes. La del desarrollo estabilizador. Corresponde a los periodos de Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz. El del desarrollo compartido, comprende a la gestión de Luis Echeverría y la de José López Portillo. Ahora al neoliberalismo. Desde Miguel de la Madrid a la fecha.
En cada una de estas épocas, dije, aparecen al frente de la Secretaría de Hacienda (aunque la hacienda pública se decide en Los Pinos), profesionales a quienes habrá de reconocérseles capacidad para un cabal desempeño de las delicadas tareas encomendadas. Hoy, con Luis Videgaray en la tarea, a quien lo mismo se acusa de neoliberal a ultranza que de keynesiano, la Secretaría de Hacienda cumple con su parte para mantener la estabilidad del país en medio de desequilibrios internacionales que obedecen lo mismo a fenómenos económicos que a otros de tipo político, aún a otros de corte natural.
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