Nos invade la esquizofrenia política
El fuego y el escándalo por los nuevos impuestos son como un incendio incontrolado o una plaga emocional desbordada. Y falta el otro gran escándalo que se dará en torno al presupuesto de egresos, es decir, al destino que dará el gobierno al cuantioso monto de impuestos que la ciudadanía pagará. Fuera de tono y de razón, con exceso de palabrería, hasta vulgar, como la usada por la senadora Beatriz Zavala, hablando de “mariconerías”; sucesos así desdibujan la imagen del Poder Legislativo, el cual no goza de buena credibilidad. Y en ese escenario babélico, entre los gritos, sale el rector de la UNAM, José Narro Robles, hablando de refundar la República.
Es reflejo de la crisis múltiple, que políticamente vive México y que el gobierno de Felipe Calderón no logra reordenar. Y parece que la anarquía se apodera del país. El crimen organizado se impone con ferocidad sangrienta y las cifras sobre muertos rebasa lo imaginable. Se pone como emergencia una reforma fiscal; olvidando que en el 2004, en el gobierno de Vicente Fox, se celebró una convención que terminó en fracaso como fue la costumbre del sexenio. Voces de intelectuales que abren portales en Internet o convocan a formar grupos, como el llamado “San Angel” en los años 90 pregonando la democracia, pero ensarapados ocultaron la ambición por el poder público.
La ausencia de liderazgo general, la confusión y se repite el proverbio “a río revuelto, ganancia de pescador”. Todos echan sus redes. Bajo un estigma, el de la denigración o la denostación del contrario, del partido, del político. Se publican desplegados acusando de traiciones y quienes lo publican están llenos de traidores de su propia ideología o de gente que lo mismo trabaja con gobiernos priístas, con gobiernos izquierdistas o en el foxismo. Y hablan de sustituir al Presidente Calderón. Evidentemente hay una esquizofrenia política. Y el pueblo es presa de esa condición. Y vive bajo el estrés de la incertidumbre social.
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