POR: Adolfo Montiel Talonia
El poder del Estado es invencible. Tiene todo para vencer. No para perder. Andrés Manuel López Obrador, es el Presidente de México. Y libra una batalla nacional. Contra los saqueadores de gasolinas. Abrieron un boquete en un ducto y se llevaron un bote de plástico con el combustible. Abrieron dos, los ladrones amentaron. Casi en todo el país abrieron los tubos. A decir del mandatario desde El gobierno de Vicente Fox, de Felipe Calderón y de Peña Nieto creció la impunidad. Miles de boquetes, en el 2018 robaron 65 mil millones de pesos en combustibles.
La dimensión del fenómeno lo convirtió en reto para el Estado. Combatirlo decidió López Obrador. Se apoyó y aplaudió la decisión. Pero salió mal el operativo. A lo largo y ancho del país hay desabasto. ¿Por qué? Porque, al parecer, dejan solo al Presidente. No armaron el operativo para que no faltara gasolina, garantizar el abasto a las gasolineras. Y surgió otro mal nacional, el desabasto. A 10 días del operativo andan, apenas rentando pipas de particulares.
El panorama es de una economía de guerra. Pero sin guerra. Los expendios de gasolinas vacíos, cerrados o largas filas de carros en espera de abasto. El Presidente López Obrador tomó el problema y decidió encararlo, con la fuerza del Estado. Muy bien. Pero nadie le ayuda. Tal parece que su gabinete es muy gris. ¿O el licenciado Andrés Manuel todo lo decide él. Y nada más él?
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