POR: Adolfo Montiel Talonia
La respuesta positiva, grandemente positiva, ante la tragedia, la dieron los jóvenes. Esos miles jóvenes, ocupados diariamente en sus pantallas telefónicas. Entretenidos en los twiters, atentos a las redes. Jóvenes indiferentes a su exterior. Y tomaron la calle. Presurosos acudieron a dar auxilio a los damnificados, en sus vidas humanas, afectados en sus bienes patrimoniales. Sí tomaron las calles. Movidos por su espíritu humanista. La tragedia derivada por los ciclones, por los sismos. Ahí, al lugar de la tragedia acudieron. Por las redes se comunicaron. Y se citaron. Dieron una lección. Unieron a México. Y salvaron vidas.
Ahora, después de la triste tragedia, nos queda a los mexicanos un descubrimiento de riqueza, la dice los jóvenes. Son un activo de nuestro pueblo. Salieron de sus casas, decididos a ayudar. Marros. Los que no llevaban herramientas a manos limpias removieron los pedazos de concreto. Se llenaron de ampollas. Pero no desmayaron. Ayudaron con los centros de auxilio de acopio. Otros llevaban agua o alimentos para los rescatistas.
Hay que celebrarlo. Los jóvenes no son inútiles. México encontró la unidad y se dio la solidaridad. Peor hay que cuidar esa juventud. Hay que cuidar la unidad. Basta de campañas de infamias y calumnias. Los partidos políticos se sustentan en la calumnia. El PAN con Ricardo Anaya siembra el terrorismo, acusa sin denunciar, ni comprobar. Andrés Manuel es otro difamador. Los del PT, los priistas le atizan al fuego. Los medios de comunicación que se sostienen del amarillismo. Hay que cambiar. El odio no es de los mexicanos.
Interrogaciones:
¿Los políticos y dirigentes de los partidos políticos modificarán sus discursos incendiarios o probarán cómo les va en la votación?
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