El Mundial de Futbol que se celebra en Rusia, es un evento deportivo que ha servido al presidente de esa nación, Vladimir Putin, para legitimar su gobierno, “aunque es difícil decir que el torneo podrá ayudarle en su diálogo con los países occidentales”, sostuvo Dmitry Shmidko, profesor en Humanidades de la Universidad Estatal Rusa desde 2014, quien realizó una estancia de investigación en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Detalló que dicha nación europea hasta la fecha persisten muchos problemas demográficos derivados del conflicto armado de mediados del siglo XX. En este contexto, señaló que el futbol es muy popular en su país, incluso existen fotografías de futbolistas jugando en Stalingrado 40 días después del inicio del bloqueo nazi, el cual duró tres años. “Estaban en pleno juego cuando hubo un bombardeo, uno de los ataques más sangrientos, sin embargo, una vez que terminó la agresión se continuó el juego”.
Sin embargo, la edición número 21 de la Copa del Mundo, la primera en la historia de Europa Oriental, destapó una serie de actos de corrupción que hizo pensar que ya no se realizaría el Mundial en esta sede, no obstante, una anulación de esta competencia hubiese provocado mayores investigaciones a la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) y generado una serie de problemáticas, como por ejemplo, resolver una eventual devolución de miles de boletos ya vendidos.
Algunos sucesos que ya marcaron este Mundial de Futbol, dijo Dmitry Shmidko, tienen que ver con el dopaje. “A principios de este año Grigory Rodchenkov, exdirector del Laboratorio Antidopaje de Moscú, sacó a la luz el tema de dopaje de Estado ruso y afirmó tener información que implicaba a futbolistas nacionales, pero denunció que la FIFA lo ignoró. Esto ha sido parte del contexto antes del Mundial”.
El investigador que participó en el Congreso Interuniversitario Pensar el futbol: desde el aula, la cancha y la grada, que se realizó en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Rusia es un país competitivo en la industria, en la construcción de aviones y en una variedad de áreas más, y Putin necesitaba encontrar una forma de presentar al país a nivel mundial y vio en los deportes una vitrina.
Así que se habrán gastado “14 mil millones de dólares para imagen. Los rusos saben que este evento no dará ningún impacto para el desarrollo económico. El ciudadano se pregunta por qué fue tan necesario organizar el Mundial en un país donde alrededor del 14% de la población vive en pobreza”.
Los estadios del Mundial de Rusia son 12, repartidos en 11 ciudades. En Moscú, la capital, hay dos recintos remodelados para la Copa del Mundo. Estas son las sedes del Mundial de Rusia: Luzhnikí (Moscú), Krestovski (San Petersburgo), Otkrytie Arena (Moscú), Volgogrado Arena (Volgogrado), Estadio Central (Ekaterimburgo), Fisht (Sochi), Kazán Arena (Kazán), Estadio de Nizhny Nóvgorod (Nizhny Nóvgorod), Samara Arena (Samara), Rostov Arena (Rostov), Estadio de Kaliningrado (Kaliningrado), Mordovia Arena (Saransk).
Shmidko comentó que el estadio Krestovski, ubicado en San Petersburgo, inició su construcción en 2007, y a partir de entonces tuvo diez años de obras que parecían interminables, acusaciones de corrupción, problemas de pagos y un desorbitado costo que lo convirtieron en el estadio más caro del planeta, por encima del Wembley, en Londres, Inglaterra.
Aunado a ello, Rusia, tras sufrir en 2009 la mayor recesión desde la caída del bloque soviético, y a pesar de la recuperación de los años siguientes, atravesó otra recesión, entre 2015 y 2016, debido a la fuga de capitales, la caída del rublo ruso, la reducción del precio del petróleo y las sanciones comerciales de Occidente que siguieron al estallido de la crisis ucraniana. En definitiva, para el profesor en Humanidades de la Universidad Estatal Rusa el Mundial de Rusia 2018, “no servirá a los rusos”.
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