La seguridad pública está por los suelos. Con miedo y terror se vive en un alto porcentaje del pueblo. La calidad de vida es de miedo. No hay tranquilidad. Se vive bajo la angustia. De la delincuencia en todas sus fases. Del crimen organizado y del narco. De bandas de asalto y secuestro. Delincuentes que roban, violan, hasta asesinan, en los centros campestres. Campamentos de tragedias. Las carreteras. Y al grado, de a plena luz del día, en su hogar, las familias ven, indefensos, como dos, tres o cuatro, delincuentes armados desmantelan automóviles.
Matanzas colectivas. Por docenas. Es desolador. Califican a México como el más violento y sangriento. Es un fenómeno imposible de entender. Y menos de explicar. Falló todo el aparato del Estado. De las cárceles hay un abandono. Se llegó a instalar un cogobierno en el penal donde estaba el sanguinario secuestrador Arizmendi, con el narco Ociel Cárdenas. Prisiones con túneles para entrar y salir. El desorden total. Fugas y más fugas.
Simplemente es un fracaso. El pueblo está aterrorizado. Vive con miedo. La seguridad pública es parte del Medio Ambiente. Del hábitat. Y la calidad de vida es mala.
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