El Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública presentó Reporte CESOP, número 28, en esta ocasión dedicado a “La crisis del agua”.
Participaron Manuel Perló Cohen, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM; Marco Antonio Maldonado, de la Comisión Nacional del Agua; Jaime Amadís Ruiz Ibáñez, del Sistema de Aguas de la Ciudad de México y Francisco Sales Heredia, director de Estudios Sociales, del Centro.
Presidieron el diputado Fausto Sergio Saldaña del Moral, y Carlos Enrique Casillas Ortega, director del CESOP. Entre el público, personal académico de instituciones de enseñanza superior, asesores parlamentarios de la propia Cámara, estudiantes de diversas especialidades, entre ellos un destacado grupo de alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Quienes siguen las emisiones del Canal del Congreso encontrarán, en fecha próxima, la correspondiente a este evento, tan cercano al interés de todos. Toca cuestiones que nos afectan, de manera directa, desde distintos puntos de vista.
Hablar de agua, para usos urbano, industrial y agrícola, nos lleva a muchas vertientes: a lo que se refiere al recurso en sí y a los fenómenos de orden económico, físico y social, vinculados.
Bien señalaba el ingeniero Ruiz Ibáñez a pregunta del doctor Francisco Sales Heredia, el precio que pagamos por el agua, en el Distrito Federal, es de los más bajos del país. Mientras su abasto implica costos mayores dadas las condiciones geográficas de la ciudad.
Cuesta mucho traer agua desde lugares ubicados en niveles inferiores a los de nuestra ciudad. Ahora, también es altamente costoso desalojarla, por el hundimiento que padecemos consecuencia del agotamiento de los acuíferos. Simplemente consideremos, entre otros asuntos, la inversión de 14 mil millones de pesos en la construcción de un nuevo colector en la zona oriente del área metropolitana.
La Ciudad de México está asentada donde, en la época prehispánica, era un lago. De él sólo queda la información consignada en los libros de historia.
Los acuíferos, depósitos de agua en el subsuelo, están sobreexplotados. Ocurre porque su recarga, resultado de la lluvia, es inferior al volumen que se extrae. Así, es obligado a traer el líquido de donde se encuentra. Esto implica costos no sólo económicos, sino sociales. Nos hemos enterado, por ejemplo, de la demanda persistente, reclamo en ocasiones airado, de pueblos de la cuenca del Cutzamala. Exigen un trato que corresponda con justicia a lo que de sus recursos naturales se toma para satisfacer necesidades de otros lugares.
En el evento se insistió en la necesidad de promover una cultura de buen uso del agua, a partir del conocimiento de su significado en la vida. El doctor Perló dice: “… la crisis que vive la ciudad de México en el abastecimiento de agua, que ha despertado una viva y genuina preocupación de la sociedad y ha captado la atención de los medios de información, se suscribe en una problemática más profunda, de carácter estructural, que afecta en forma generalizada al sistema hidráulico del Valle de México y cuencas vecinas”.
Certeras las palabras del investigador universitario, por eso nos parece valiosa la disposición de la Comisión de Recursos Hidráulicos de la Cámara, en voz del diputado Saldaña, de atender con dedicación las cuestiones del sector. Él sabe de esto: fue director general de Asuntos Jurídicos y encargado de la Vocalía Ejecutiva Comisión del Agua del Estado de México.
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