Vaya con las alianzas, y los aliados, desde luego. Bien había dicho alguien por ahí que se trataba de una construcción “contra natura”. Los hechos lo demuestran. No sólo se trata de partidos políticos distintos en sus orígenes, principios, procedimientos, objetivos, sino de organizaciones que en las responsabilidades a cargo en los gobiernos, caminan por rumbos diferentes las más de las veces.
El caso del candidato del PRD, Convergencia y PT a la gubernatura de Quintana Roo, Gregorio Sánchez, ha provocado severos conflictos entre la Procuraduría General de la República, la Secretaría de Gobernación, y aquéllos. Jesús Ortega y José Guadalupe Acosta Naranjo, dirigentes del PRD, invadidos por la ira, han acudido a medios electrónicos e impresos a expresar su repudio a la detención de “Greg”, a la que señalan como una agresión a la ciudadanía.
Por su parte, los voceros de las instancias gubernamentales ha manifestado que existe una averiguación debidamente fundamentada de la cual se informó con oportunidad a los partidos postulantes, Jesús Ortega y Guadalupe Acosta afirman que su candidato había sido citado para aclaración de algunos hechos pero que se les había dicho que no era necesario de que se presentara acompañado por abogado alguno. El propio presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRD dijo que no se ocupó de ir con él porque tuvo que atender otro asunto y no era necesario que lo hiciera.
En entrevista que hizo Leo Zuckerman a Acosta Naranjo le preguntó: “¿Y el presidente?”. Este respondió “¿Y el presidente?”
Bueno, Felipe Calderón ayer estaba en Estados Unidos. En su alma mater” la Universidad de Harvard (yo creía que su alma mater era la Escuela Libre de Derecho, institución de donde han salido dos presidentes de México, éste y Emilio Portes Gil) hablaba de la necesidad de tomar decisiones sin reparar en costos políticos: “A veces tomar las decisiones correctas significa pagar costos a largo plazo para alcanzar metas a largo plazo, pero créanme que esto es considerablemente mejor que pagar los costos de largo plazo para alcanzar metas de corto plazo”.
Habría que preguntar, al propio Presidente y a Jesús Ortega y Guadalupe Acosta, si lo de “Greg” es una de esas decisiones. Porque según éstos, lo de su candidato al gobierno de Quintana Roo es asunto de Fernando Gómez Mont y Arturo Chávez Chávez. Como si ellos no tuvieran a su cargo dependencias del Ejecutivo federal.
Acosta Naranjo insiste en que Gómez Mont responde a compromisos con el priísmo y como prueba acude al convenio de no presentar alianzas PAN-PRD en el Estado de México. El expresidente del sol azteca ¿es o se hace? ¿Habrá quien crea que esas decisiones son ajenas a la voluntad del titular del Poder Ejecutivo?
Se quiera o no, el asunto tendrá efectos en la construcción pragmática de las alianzas.
Los militantes y simpatizantes de uno y de otros de los partidos involucrados en ellas tendrán que preguntarse ¿Quién miente? ¿Los de la izquierda que niegan haber sido informados de la indagatoria en torno a Gregorio Sánchez o los funcionarios que aseguran haberlo hecho con oportunidad?
La cuestión está en el aire: ¿Por qué la autoridad no esperó a la conclusión del proceso electoral para actuar? Tal vez porque fue una acción inspirada en el principio presidencial, presentado en Harvard: preferible alcanzar metas de corto plazo que pagar los costos del largo plazo.
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