El deterioro de la política en nuestro país es un hecho. Alcanza a nuestros paisanos allende las fronteras. Así, la crisis va más allá de los límites territoriales; es una crisis de la nación mexicana.
Crisis política, en cuanto hombres y mujeres a cargo de las tareas inherentes, no de la política en tanto ciencia y práctica del hacer público destinada a servir a las comunidades integradas en una unidad total: el Estado.
¿Cuál es el punto de quiebre? ¿O son consecuencias?
A la luz de los hechos, el ejercicio del poder por excelencia, en el gobierno federal, pareciera faccioso. Diseñado y puesto en práctica para beneficio de los intereses que representa, a más de los propios. Aún al interior del partido que lo ubicó en la cima.
Dice Laurence Whitehead (Las relaciones de México y Gran Bretaña con Estados Unidos*): “Es difícil conciliar la noción de ‘relación especial’ con un marco realista estándar, porque el término sugiere que cada parte le da persistentemente a la otra más de lo que es requerido por la distribución del poder. Debe existir algún superávit de lealtad, solidaridad o compromiso de largo plazo que hace de la relación algo especial y no solamente una bien calculada demostración del interés propio”.
Si bien el autor se refiere a las relaciones entre países, cabe en las consideraciones sobre la cuestión nacional.
Es condición para superar los rezagos y avanzar con certidumbre al futuro, hoy incierto, una ‘relación especial’ entre las fuerzas políticas y el gobierno en sus tres poderes y en sus tres órdenes. Entre los partidos políticos y de éstos con el poder público. Entre gobierno y sociedad civil.
Hoy vemos cada vez más difícil semejante relación. Los puntos de quiebre, o consecuencia como planteábamos al principio, no dejan de surgir en el transcurso de los días. A un evento crítico, y críptico para muchos, sigue otro.
¿Cuáles son en el transcurso del gobierno de Felipe Calderón?
¿La ilegitimidad en su entronización en el poder? Bien dice José Antonio Crespo: la cantidad de votos nulos en el proceso electoral del 2006 supera la diferencia habida ante AMLO. ¿La ineptitud de su gabinete en un ejercicio de gobierno que debiera ser de acuerdos? ¿La falta de capacidad de sus operadores al frente de su partido?
Mal le fue a Germán Martínez Cázares, con una beligerancia cuyo resultado fue la pérdida de mayoría en la Cámara de Diputados. Peor le está yendo a César Nava en las contiendas electorales del 2010; 12 gubernaturas, más ayuntamientos y diputados locales en tres estados: Yucatán (ya realizada), Chiapas y Baja California; se mantendrán en el poder edilicio y legislativo en este último.
¿Qué ocurrirá el 5 de julio cuando el partido en el poder despierte ante la dolorosa realidad de una derrota anunciada? Si de las 12 gubernaturas en disputa pudieran rescatar 3, de ninguna manera sería triunfo. Sobre todo después de tantos desatinos para impedir el avance del PRI.
Seguramente habrá un nuevo llamado a la reconciliación y a la unidad. ¿Reconciliación después de tantos agravios? ¿Unidad cuando ha habido un ejercicio faccioso del poder público?
Imposible una y otra cosa, no. Difícil, muy difícil, sin duda.
*¿Somos especiales? Las Relaciones de México y Gran Bretaña con Estados Unidos, Rafael Fernández de Castro y otros, edición de la Cámara de Diputados, ITAM, Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales, Centro de Estudios de México, Miguel Ángel Porrúa. Primera edición. México 2006.
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