Salvador Sánchez Vázquez dice: “No tengamos miedo al éxito”. Bueno, él es un exitoso político nayarita, permítase la expresión. En su historial cuenta con una participación relevante en el movimiento sindical nacional: fue secretario general, fundador, del Sindicato Nacional de Trabajadores del Instituto Mexicano de Protección a la Infancia (IMPI, hoy DIF); en la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), ocupó los cargos de secretario de actas y acuerdos, de capacitación administrativa, el de vocal representante de su organización en la vocalía ejecutiva del FOVISSSTE, después llegó a la más alta responsabilidad, fue secretario general y, como representante de su central, vicepresidente del Congreso del Trabajo.
Sánchez Vázquez es poseedor de una reconocida actuación en la administración pública federal. A partir de tareas modestas, cuando comenzaba sus estudios de contaduría pública, en la Dirección de Ingresos Mercantiles de la Secretaría de Hacienda. Fue contralor de Caminos y Puentes Federales de Ingresos; director general de Corporación Mexicana de Impresión, empresa de la administración pública del Distrito Federal; director general del ISSSTE. En cuanto a su experiencia legislativa: fue diputado federal en las Legislaturas LIV, LVII y LIX, y senador en las Legislaturas LV y LVI.
En su condición de diputado y senador cumplió comisiones internacionales en China, Nueva Zelanda, España, Portugal, Alemania, Colombia.
El político nayarita acredita también una larga y leal carrera como militante del Partido Revolucionario Institucional. Desde su incorporación al sector juvenil, en sus tiempos de estudiante de preparatoria, en su natal Tepic. Entre sus cargos están: delegado del sector popular en Quintana Roo y Durango, secretario de Gestión Social del Comité Ejecutivo Nacional de la CNOP; en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI fue coordinador de asesores, y delegado general en Zacatecas, Hidalgo, Veracruz, Tabasco, Guanajuato, Coahuila.
Salvador Sánchez Vázquez ha cumplido labores académicas en el Instituto Politécnico Nacional y en la UNAM. Es autor de ensayos sobre seguridad social y sobre fiscalización superior. Ha colaborado en periódicos y revistas de circulación nacional.
Acudimos a la amplia experiencia del personaje de la introducción a este texto, por ello dimos cuenta de su historial, en busca de una opinión sobre la situación de México y, en particular, sobre las discusiones en torno a la reforma a la Ley Electoral del Estado de México, en el año previo a las elecciones locales. Uno y otro tema se vinculan. Hay quienes suponen que la reforma referida está hecha a modo para evitar un triunfo de la oposición en aquella entidad lo cual, igualmente es suposición, significaría un severo descalabro a las aspiraciones de Enrique Peña Nieto a la candidatura priísta a la Presidencia de la República. Cabe destacar que lo que desaparece es la figura de candidato común, pero la posibilidad de alianzas se mantiene.
Sánchez Vázquez partió de la expresión “No tengamos miedo al éxito” para explicar aquello a lo que sí debe temerse, al fracaso. Al fracaso político, en un estado y en el país.
Y al fracaso temen quienes se sienten reducidos en sus capacidades para batir, en el terreno electoral, al gobernador mexiquense. Ese temor se acentúa cuando AMLO repudia la posibilidad de la alianza PAN-PRD y cuando a ese repudio sigue el deslinde que de ella hacen el PT y Convergencia.
Así, hay razón suficiente para que se preocupen Jesús Ortega y César Nava, y con ellos quien alienta la esperanza de evitar el triunfo anunciado del PRI en el año que sigue y en el que sigue.
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