Instituciones
(primera de tres partes)
Año, 2000. Días previos a la jornada electoral que llevó a Vicente Fox a la presidencia de la República. En una escuela de Veracruz, primaria, la maestra de sexto hace un ejercicio: pide a los niños “votar”. “Los que estén a favor del PRD, levanten la mano. Ahora, quienes voten por el PAN. Finalmente los que prefieran al PRI. Sólo una mano se levanta, la de Ricardo. Los demás chicos, la totalidad excepto uno, se burlan.
Ricardo votó por el Revolucionario Institucional. Ante las burlas reclama: “Un momento… el PRI ha cometido errores, pero le debemos las instituciones.” No se pretendan precisiones conceptuales a un pequeño de 10 años. No ha sido el PRI, institución, el de los errores, sino algunos de sus hombres, dirigentes, cuadros. Como en toda organización política, hay buenos, peores y malos. Las deficiencias, insuficiencias, desviaciones, no son privativas del Instituto creado por Calles. Los perpetradores de unas y otras son unos pocos que, postulados por el Partido, llegaron a cargos públicos: ediles, legisladores, gobernadores, presidentes de la República.
“¿Cuáles instituciones, Ricardo?” Preguntó la maestra. “El Seguro Social… por ejemplo.” Sí, el IMSS y muchas más: escuelas, hospitales, convertidos en instituciones. Con la normatividad que las hizo posibles. Con las obras de electrificación, de construcción de puertos, de carreteras, de presas que les dieron soporte. Equipamiento todo, del país, para una vida institucional. Obras para un México que en las últimas cuatro décadas tuvo un crecimiento del tamaño, o más, de la población total de cualquier nación centroamericana. Guatemala tenía 16´027.000 de habitantes en 2009 (wikipedia.org).
México pasó de 14 millones de habitantes en 1900 a 35 en 1960. En seis décadas casi triplicó su población. Después, los años de mayor crecimiento: en 1970 contamos con 48 millones, 14 más con respecto a 1960; 1980, 67; 1990, 81; 2000, 98; 2010, 112. (INEGI, http://www.inegi.org.mx)
En los primeros 60 años las tasas de crecimiento fueron relativamente bajas. De 1960 a 1990 fueron mayores. Factores importantes fueron, entre otros, la educación, las políticas públicas de salud, sobre todo en lo preventivo. Después de 1990 se optó por contener ese crecimiento. Agréguese el impacto migratorio que ha llevado a connacionales a buscar, allende nuestras fronteras, mejores formas de vida.
México avanzó en el establecimiento y desarrollo de las instituciones que, acéptese o no, le dieron viabilidad aún en tiempos de crisis internacionales. Las guerras mundiales, los acontecimientos de la Guerra Fría, los demás conflictos bélicos en Asia, África, América, en Europa misma.
México sobrevivió y seguirá vigente gracias a sus instituciones. Debidas a la voluntad de una nación cuya voz ha sabido ser escuchada por gobernantes comprometidos (los ha habido buenos, eficientes, eficaces, leales a la Patria), salidos de las filas del Partido Revolucionario Institucional. Un partido más proclive a los acuerdos que a los disensos. Lo demuestra una evolución que a mediados del siglo XX recibió un impulso fundamental con los diputados de partido, durante el régimen de Adolfo López Mateos: “Una de las medidas de mayor trascendencia en lo político, fue la reforma a la Ley Federal Electoral en 1963, que dio cabida a la participación de las minorías en la formación de la voluntad legislativa y tuvo por objeto cambiar la imagen del autoritarismo por la de la flexibilidad en el sistema político…” (Nuestro siglo – Reformas a la Ley Federal Electoral: los diputados de partido.(http://www.diputados.gob.mx/museo/s_nues9.htm)
Legislativa ambiental http://bit.ly/iBV7hW