Opinión

Libertad total

“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”
“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” Jn.8:32, 36
Libertad es la facultad que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. Cuando esa acción u omisión humana transgrede reiteradamente normas y preceptos, es libertinaje. Libertinaje es sinónimo de desobediencia y anarquía. Sus consecuencias son desorden, rebelión, perversión, destrucción del hombre por el hombre y la aniquilación misma de la sociedad. Libertad es obediencia, sujeción, orden, respeto, convivencia, justicia, paz, progreso, bendición, etc. ¿Qué escoger? 

La respuesta es obvia, pero la realidad es otra. El ser humano desde el principio rechazó la obediencia al precepto dado por Dios. Le fue dicho: De todo árbol del huerto podrás comer, menos del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque el día que de él comieres ciertamente morirás. Es decir, a cambio de seguir en el Edén y disfrutar la comunión y la paz con Dios, el hombre solamente tenía que obedecer para vivir en completa libertad. Sin embargo no fue así, aún sabiendo la advertencia dada por Dios, el hombre desobedeció y vino la tragedia para la humanidad: miedo, enfermedad, pecado, esclavitud y muerte. 

Cuando el Señor Jesucristo dijo a los judíos que habían creído en él: “y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”; ellos le respondieron: “Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: seréis libres?” Jesús les respondió: “De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” 

¿Le resulta familiar este diálogo? Actualmente sucede lo mismo. Cuando a una persona se le habla y ofrece libertad en Cristo, generalmente responde: “yo no soy esclavo de nadie y no necesito ser libre de nada”. Es decir, no reconoce que ser dependiente del cigarro y del alcohol y vivir en la mentira, idolatría, superstición, murmuración, adulterio, placeres, malas palabras, odio, celos, iras, contiendas, etc., es vivir bajo el imperio del pecado. Y a pesar de que se le hace saber que la consecuencia del pecado es la muerte y muerte eterna, argumenta lo mismo que los judíos dijeron a Jesús: “Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie”. Esto es, se sigue argumentando hoy día la religiosidad de los padres y de los abuelos como salvoconducto para sentirse libre de culpa y condenación. Hoy se dice: “esta es la religión que me heredaron mis padres”, como decir, “linaje de Abraham somos”. También se dice: “yo no le hago mal a nadie”, como decir: “jamás he sido esclavo de nadie”. 

Hoy día, como hace dos mil años, la mayoría dice creer en Dios pero vive lejos de Él. Dice ser libre y es esclava del pecado. Por ello, al igual que aquel entonces, Jesús ofrece verdadera libertad. Él dijo: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” “Así que, si el hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. El señor Jesucristo se reveló como la verdad y como el hijo de Dios, por tanto, él es el único que puede dar absoluta libertad. ¡Jesucristo es el gran libertador! La libertad que el señor Jesús ofrece tiene un alcance físico, moral y espiritual. Esto es, ¡libertad total! 

Los israelitas obtenían su libertad en el año del jubileo (Lv.25:8-17); pero ahora, por la fe en el hijo de Dios, alcanzamos libertad el día que nos rendimos a él. Es decir, por la muerte y resurrección de nuestro señor Jesucristo, ahora los creyentes somos libres del dominio del pecado, de la esclavitud del pecado, de las consecuencias del pecado y del autor del pecado. 

Estimado lector: Este próximo 15 de septiembre celebra la libertad que los héroes de la patria alcanzaron con su muerte para nuestro bien; pero sobre todas las cosas, haz tuya la libertad que Cristo, con su muerte y resurrección, alcanzó para ti, para mí y para toda la humanidad. Jesús, el hijo de Dios, te ofrece hoy libertad total. Recuerda: si el hijo os libertare, seréis verdaderamente libre.
Noé Díaz Alfaro es Pastor en la
Iglesia Cristiana Interdenominacional, A.R. ser@iciar.org

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