Sin que sea el apocalípsis, la información de que en materia de obesidad México ocupa ya el primer lugar infantil y el segundo en adultos, es algo para preocuparse, pero más que ello, ocuparse de cómo encontrar respuestas y salidas viables a los problemas que ello conlleva en materia de salud, sobre todo si atendemos las cifras de que en el porcentaje de mexicanos con sobrepeso u obesidad se triplicó de 1980 a la fecha.
Este negro panorama se hace alarmante ya que las cifras en torno a esta problemática dadas a conocer al firmar del Presidente Felipe Calderón el Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria, Estrategia contra el Sobrepeso y la Obesidad, señalan que el 70 por ciento de los adultos mexicanos padecen sobrepeso, y alrededor de cuatro millones y medio de niños de entre 5 y 11 años, se ven afectados.
En la ceremonia donde se formalizó el Acuerdo, celebrada en la residencia oficial de Los Pinos, se dieron cita funcionarios de los tres niveles de gobierno y representantes de los productores de alimentos y bebidas “chatarra”, ante quienes el secretario de Salud, José Angel Córdova Villalobos alertó:
De no revertirse el problema del sobrepeso que padece la población, los costos en atención médica, que en 2009 fueron de 42 mi millones de pesos, podrían duplicarse en 10 años. El costo de atención de los problemas derivados por la obesidad para el sector salud es alto, pero para los bolsillos de las familias, las pérdidas de productividad alcanzaron otros 25 mil millones de pesos.
Sin soslayar en ningún momento la importancia del monto de la inversión económica aplicada, igual al presupuesto del Seguro Popular, como lo señaló el Jefe del Ejecutivo, lo que debe ya no sólo preocupar, sino ocupar a los responsables del sector salud y educativo y, ya no se diga al sector empresarial es lo siguiente: el sobrepeso y la obesidad triplican el riesgo de padecer enfermedades crónicas como la hipertensión arterial, infartos, enfermedades vasculares, así como cáncer de mama, de esófago y riñón y, la diabetes, enfermedad que se cuece aparte ya que el 90 por ciento de los casos del tipo 2, hoy es la primera causa de muerte en el país.
Si los sectores involucrados, sobre todo los empresarios, se suman a la invitación presidencial de “echarle los kilos” a este problema que pone en riesgo la sustentabilidad del sector salud, estaremos en vías de encontrar soluciones correctas en materia de salud, ya que “esta es una realidad ante la cual ya no podemos cerrar los ojos”.
En este mismo tenor, la Secretaría de Educación Pública impulsará un Acuerdo Secretarial para el expendio de alimentos y bebidas en las tiendas o cooperativas escolares de los planteles de educación básica; la Secretaría de Economía actualizará la normatividad y apoyará a la Secretaría de Salud para emitir una norma mexicana sobre “etiquetado educativo”.
Estas acciones forman parte de los lineamientos que seguirán siete secretarías y la Conagua, bajo la premisa de “atacar el sobrepeso y la obesidad es tarea de todos”, contenidos en un decálogo de objetivos prioritarios del Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria.
Dentro de toda esta estrategia, el sector empresarial en voz del presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Armando Paredes, reconoció que es hora de pasar del diagnóstico a la acción y comprometió a los industriales a ofrecer información más clara a los consumidores sobre la composición nutrimental de alimentos y bebidas no alcohólicas.
Lo que restaría esperar de los más interesados en este alarmante asunto, los padres de familia, es su incondicional participación para que sus hijos dejen de consumir alimentos chatarra. Las promesas, en la mayoría de las veces, se las lleva el viento. El precio a pagar es muy alto: la pérdida de la vida.
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