Para proteger a aquellos consumidores que se preocupan por el Medio Ambiente, los senadores de la LXI Legislatura analizan una iniciativa mediante la cual, obligará a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), certificar a los productos de bajo nivel de contaminación.
La iniciativa fue presentada por la senadora del Partido Revolucionario Institucional, Margarita Villaescusa Rojo, y en ella propone que además de la certificación, se otorgue una etiqueta ecológica que acredite a un bien o servicio de bajo impacto con el Medio Ambiente como sucede con éxito en otras partes del mundo.
Las modificaciones contemplan a la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, y a la Ley Federal de Protección al Consumidor, y se establece que los productos o servicios que no cuenten con la autorización para usar dichas etiquetas ecológicas, no podrán publicitarse a través de términos como ecológico, bio, eco, verde, sustentable, amigable con el Ambiente o cualquier otro similar.
La senadora priista explicó que lo verde, al ser un mercado que continúa en crecimiento, ha propiciado que las personas se aprovechen de esta situación y como estrategia de mercado lancen productos y servicios ecológicos o verdes para captar a ese segmento de la población interesada en cuidar el Medio Ambiente, los cuales no están sujetos a un sistema de control que garantice la veracidad de su oferta.
En la propuesta de modificaciones a la legislación prevaleciente, la legisladora por el estado de Sinaloa propone que sería la Semarnat la institución responsable de indicar el procedimiento de solicitud y estudio para otorgar la etiqueta ecológica, así como establecer los productos y servicios a los que se les podrá otorgar, y excluir las sustancias calificadas como tóxicas o peligrosas.
Lo que requerirá de la mayor atención y análisis de los integrantes de las comisiones encargadas de elaborar el dictamen, se refiere a la clarificación de aquellos puntos que obligadamente tendrán que cumplir los productos y servicios de la etiqueta ecológica tales como calidad del aire, agua, protección del suelo, disminución de residuos, ahorro de energía o gestión de recursos naturales.
Esta medida contribuye a que los propietarios de los medios de producción tomen conciencia de que generar riqueza y cuidar el Medio Ambiente, no van en sentido opuesto y que la implementación de tecnologías limpias en el desarrollo de actividades productiva, traerán beneficios a todos.
Y es que desde los últimos 10 años, la etiqueta ecológica en la Unión Europea se ha convertido en un símbolo de alcance europeo que identifica a los productos y proporciona a los consumidores orientación e información sobre los productos, y aunado a ello, la iniciativa señala que desde finales de los años 80, en la Unión Europea se originó un auge por los negocios y productos “verdes”, que obligó a crear normas para regular su etiquetado y poner orden en la publicidad de mercancías que se ostentaban como tales.
La conclusión sería: la etiqueta ecológica constituye un sistema de certificación cuyo objetivo es ayudar a los consumidores a identificar los productos y servicios con las menores repercusiones sobre el Medio Ambiente, beneficiándose consecuentemente el deteriorado medio ambiente que se padece en nuestro país.
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