La Libertad es una palabra cristiana de un valor incalculable, es tan especial que Jesucristo en el Nuevo Testamento es presentado como el gran Libertador, el Libertador Supremo. La libertad nacional de nuestra patria significó la emancipación de un yugo colonial con algunos claroscuros pero nosotros gozamos hoy día de libertad. Nuestra libertad total en otras materias todavía no la alcanzamos en plenitud; la libertad de la pobreza es un asunto que tenemos pendiente, la libertad de la falta de trabajo es otro capítulo de esos que nos impiden la claridad en nuestra nación.
A pesar de las grandes reservas que en materia económica se dice que tenemos, nos falta libertad monetaria pues cualquier vaivén del exterior nos afecta a tal grado que se evidencia nuestra falta de libertad económica. Un país libre es aquel que tiene una identidad nacional en libertad, así como una prensa libre es aquella que no tiene la sujeción a una censura, así la población que se expresa libremente refleja una libre identidad nacional porque la verdadera libertad de un pueblo es ser el mismo expresado con verdad. Existen muchas otras formas de esclavitud por ejemplo: los temores, hay temor a la muerte, al futuro, a la vejez. Hay supersticiones que nos sorprenden incluso en personas educadas.
Es increíble ver cuantos supersticiosamente al mencionar tal o cual dicho tocan madera o evitan pasar por debajo de una escalera; es cierto que hay temores irracionales pero uno no deja de asombrarse cuando la industria turística en todo el mundo ha suprimido el número 13 tanto en sus habitaciones como en los elevadores. Ante estos temores soló la luz del conocimiento de la Palabra de Dios puede sacarnos de las tinieblas a su luz admirable. El temor como los hongos crece sobre todo en la oscuridad, por eso es importante que en nuestra patria se conozca la luz de Jesucristo. La experiencia de la gente cristiana es que hemos sido libertados de la tiranía y yugo de esclavitud, porque nuestra ignorancia ha sido disipada con la verdad de Jesucristo.
Las Palabras de Jesucristo son: “y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” Ha efectuado nuestra liberación del pecado, del temor y de la culpa. Hoy día es lo que necesitamos como individuos y como nación. Una libertad que de origen nos permita acometer todos los retos que se nos presentan por ejemplo la violencia, muchos la están enfrentando en la esclavitud del temor o parapetados en la amargura de lo que significa una perdida. Si con libertad de conciencia y en plenitud de ella, armados con la verdad, enfrentamos todos los reductos de la mentira, seremos libres.
Si con absoluta conciencia cívica obedecemos a nuestras leyes y a las instituciones que esas leyes han levantado seremos libres, porque no hay peor miseria ni esclavitud que la desobediencia y solamente en la obediencia encontraremos nuestra mayor libertad. Los cristianos hemos encontrado que nuestro gran Libertador nos ha provisto de la verdadera libertad y en ella partiendo de una promesa maravillosa que dice “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” nos proponemos compartir con nuestros conciudadanos la realidad de una vida mejor en medio de todas las vicisitudes que hoy nos amenazan.
Aarón Cortes Hernández es Pastor General de la
Iglesia Cristiana Interdenominacional, A.R. ser@iciar.org
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