El debate desatado en torno al llamado paquete fiscal, más allá de sus resultados finales, arroja un saldo político poco favorable para el gobierno federal. El trámite realizado en la Cámara de Diputados muestra, sin lugar a dudas, la forma en la que el gobierno de Felipe Calderón intentó resolver el problema de la falta de dinero. Primero y con todo el respaldo de Beatriz Paredes, siempre con un silencio cómplice, se habló de la importancia del famoso 2% en el IVA. El conocido impuesto para la pobreza. El proyecto buscaba y lo logró, desatar el rechazo de todos los sectores de la sociedad. Así, se podría pasar el “plan B” y elevar impuestos en todos los renglones, sin que nadie pudiera hablar de que no se habían registrado cambios. Pero el pésimo manejo político lo mismo en el seno de la Cámara Baja que en el gobierno, condujo al caos. El PAN y el gobierno intentaron colgar a los priístas la responsabilidad de los aumentos. Y los priístas se hicieron “bolas” en la conducción de la crisis. El resto de la historia es apenas, resultado de todo esto. Y los vencidos y los vencedores, en el caso de que éstos existan, saldrán a relucir un poco más adelante. De esta manera, lo que está a la vista y será el tema de las batallas por venir, es que la bancada del PRI en San Lázaro está, en el mejor de los casos, descontenta con Francisco Rojas y enfurecida contra Beatriz Paredes. La mayor parte de los legisladores del PRI saben que desde la dirección nacional de su partido se alcanzaron acuerdos con el gobierno de Felipe Calderón. Y saben que esos en nada benefician al PRI. Todo estaba destinado a lavar la cara del gobierno y a colocar a los priístas en la picota. Así, la primer baja en la batalla, es el coordinador de los diputados del PRI, quien a partir de ahora sufrirá y mucho, para poder mantenerse en el cargo, ya no se diga para poder sacar adelante proyectos en los que se requiera del peso de la mayoría tricolor. La segunda baja, dígase lo que se diga, es la alianza Beatriz Paredes-Felipe Calderón. Desde ya, los priístas tienen claro que la líder nacional de su partido es cualquier cosa, menos confiable. Saben que pase lo que pase, la ambición política de la señora Paredes tiene su cimiento en esta relación y que si para darle vida se requiere traicionar a los priístas, así será. Y la tercera baja en esta lucha es, se acepte o no, la monolítica unidad que hasta el momento habían mostrado los priístas. Beatriz Paredes logró, a pesar de todo, provocar desconfianzas entre los diversos grupos al interior del PRI. Y ello, a querer o no, son buenas noticias para el panismo y para el gobierno. No obstante, es obvio que en largo plazo, es más lo que Felipe Calderón pierde que lo que conquista. Ahora, la sociedad tiene claro que es el gobierno el de la responsabilidad de los aumentos y que es el gobierno el que se niega a enfrentar sus obligaciones. Calderón pierde, en muy poco tiempo, el valor político de César Nava como líder del PAN y queda ante los partidos de oposición como un político que podría no respetar los acuerdos. Y ello para no hablar de que la estrategia de fracturar a los partidos rivales está más que clara. Con Jesús Ortega en el PRD y con Beatriz Paredes en el PRI. Por otro lado, no pasará mucho tiempo para que los gobernadores del PRI definan sus posiciones. Después de todo, sus necesidades económicas pueden ser fuertes, pero es obvio es son más importantes sus compromisos políticos. Y es en este punto en donde el gobierno intentó engañarlos. El debate lo condujo el gobierno pero no para encontrar respuestas de fondo a problemas de fondo. Se quiso espantar a la población con anuncios catastrofistas como aquel de que si no se aprobaba el 2% no habría vacunas para todos. Se quería simplemente ocultar un fracaso y resolver un problema de caja. La estrategia no resultó y ahora, con los tiempos agotados, lo que resta es simplemente, enfrentar los saldos.
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