Enrique Peña Nieto, presentó su manifiesto “por una Presidencia democrática”. Durante su campaña, afirma, ha escuchado “las voces de un México plural, que se expresa con libertad” también oye “a quienes no están de acuerdo con el proyecto”.
Será, dice, un “presidente democrático”. Sus principios, a los que se apegará de llegar a la presidencia de México, permiten un asomo a una propuesta de estilo de gobierno que puede aceptarse o no, pero es eso, una propuesta, sujeta a cuantos análisis se quiera, pero no es pertinente pretender que en tanto obligaciones deben darse por descontadas.
Los principios se refieren a libertad de manifestación, de expresión; relación con los medios, respeto a los derechos humanos, libertad religiosa, no discriminación, división de poderes, elecciones libres, transparencia y rendición de cuentas, y federalismo.
No es un plan de gobierno, ahora. Llegado el momento, de conformidad con lo establecido por la norma, habrá de procederse en consecuencia. Pero esto, más cuanto en el desarrollo de la campaña ha expresado el candidato de la coalición Compromiso por México, en foros, entrevistas, debates (bueno, un debate), conferencias, discusiones, escritos, permite un acercamiento a la calidad de la persona que aspira a asumir la conducción del país en momentos de la más alta complejidad, nacional e internacional.
Es un proyecto al que políticos de distintos orígenes se suman. No es a un partido. Es a una persona, y más que a una persona a un plan viable. Un plan con el cual la nación puede sortear los problemas que los escenarios nacional e internacional imponen.
De los enunciados, en el referido a transparencia y rendición de cuentas, me quedo con la expresión de que una presidencia democrática es una presidencia eficaz y transparente en el uso de los recursos públicos. En el ofrecimiento de que impulsará la creación de una comisión nacional anticorrupción. Como instancia autónoma con capacidad de actuar ante casos de corrupción en los tres órdenes de gobierno: federal, estatal, municipal; a partir de denuncias ciudadanas. Esto implicaría, por supuesto, la construcción del marco constitucional necesario. Algo más. Ofrece: “Como Presidente de la República seleccionaré un equipo de colaboradores a partir de su capacidad, experiencia y honestidad, no de sus relaciones familiares o de amistad”.
El candidato de la coalición inspira confianza. La certidumbre de que sabrá honrar su palabra…
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