Se juega a la muerte. En un país que se llena de sangre y miles de personas son asesinadas en los últimos seis años. Las izquierdas levantan la bandera de amago y augurio de levantamiento armado. Lo hacen en cada elección que pierden o lo pregonan en cada aprobación, por mayoría, de ley, como la laboral. El país es presa del miedo. Y está aterrorizado por la delincuencia organizada. Ya no denuncia ante el ministerio público. Es el temor.
En este escenario lleno de violencia, surge Motozintla, en Chiapas. El municipio tuvo elecciones y ganó el candidato del partido Verde. Perdió el candidato de las izquierdas, respondieron con amotinamiento. Invadieron el palacio municipal. Persiguieron policías. Quemaron el edificio municipal y los archivos. Abrieron la cárcel y dejaron que se fugaran los delincuentes. Este es un pasaje de violencia pregonada. Queda bajo la historia de las izquierdas.
El pacifismo se perdió. Se sembró la discordia y se fustigó la violencia ciudadana. En Veracruz, agreden a la periodista Adela Micha. Así destruyen. Jesús Zambrano mantuvo un discurso violento y de amago. Luego, con aparente inteligencia, arrea la virulencia y enarbola la bandera de pacto nacional. En Coahuila, asesinan al joven Eduardo Moreira. Trasciende e impacta, es hijo de connotado político, Humberto Moreira. A diario asesinan a varios jóvenes. Padres que ya no los ven regresar con vida. México se destruye.
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