Vino la secretaria de Estado, Hilary Clintón. Se reunió con la canciller mexicana, Patricia Espinoza. Y en un fast track, se firmó un convenio de explotación del petróleo en el Golfo de México. Lo que fue obstáculo todo el siglo 20, en horas de febrero del 2012 se logró. La versión de robo de petróleo, con la técnica del popote, por parte de estadunidenses, se olvidó. Ahora es de socios.
El Senado mexicano ni idea tiene bajo qué condiciones. Y apenas llegaba a Washington, Hilary, cuando en otro avión salió, “echa la raya”, la secretaria de Justicia, Janet Napolitano. Varios asuntos abordó con el joven secretario de Gobernación, Alejandro Poiré. Hasta el asunto escabroso de “la trata de blancas”, de prostitución de mujeres (de todos colores). Ah, cuánta preocupación de Janet. Dio una conferencia de prensa. De la mano.
El de Estados Unidos, con Barak Obama; de Felipe Calderón, de México. Mes de febrero, mes del amor. Pero en política el romance se hace historia. Resulta que la extracción del petróleo del Golfo es temeraria. Falta información. Y la prostitución no fue lo central de Napolitano. En la conferencia habló de Bin Laden y lo enlazó con el narcotraficante, Joaquín “El Chapo Guzmán”. En esa magnitud de enemigo público para EEUU lo puso.
Y fríamente dijo que tardaron 10 años en encontrar a Bin Laden, ya ven lo que le pasó. Y eso pasará con Guzmán. Hubo una confusión de traducción. Lo esencial es que soldados estadunidenses, en sus naves invadieron, cazaron y mataron a su enemigo. ¿Así será en México?
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