De acuerdo al informe sobre violencia política en México presentado por la empresa Etellekt, esta elección a nivel nacional ha sido la más violenta de la historia del país. A la fecha se han contabilizado alrededor de 305 casos de agresiones directas e indirectas contra actores políticos y sus familiares.
Ello ha provocado la muerte de 93 políticos en tan sólo 8 meses del proceso electoral, a falta de 30 días para las elecciones. En el caso de las mujeres, la violencia política es particularmente cruda ya que afecta gravemente su inserción a la vida pública del país.
Según con esta consultora, del 8 de septiembre de 2017 al 8 de abril de este año han ocurrido 33 casos de agresiones contra mujeresp olíicas, la mayoría de ellas (24) aspirantes y candidatas.
En México, a pesar del avance normativo para que cada vez más mujeres formen parte de la vida pública nacional, las desigualdades en las relaciones de poder entre hombres y mujeres han generado graves obstáculos para que las féminas puedan ejercer su derecho a la participación política.
Muestra de ello es la poca representación en los puestos de mayor nivel de decisión nacional. A nivel federal, tan sólo cuatro mujeres han participado en cargos de Secretarias de Estado durante este sexenio. En el caso de las gubernaturas de las entidades federativas, sólo hay una mujer gobernadora, y en los últimos veinte años sólo se registran 6 mandatarias estatales.
Los obstáculos para que las mujeres accedan a cargos públicos y a la vida política no sólo son de autoselección (ellas mismas deciden no hacerlo), sino que también son estructurales, hay barreras institucionales y sociales que impiden que las mujeres accedan al poder.
Se destacó que los principales obstáculos de violencia que padecen las mujeres en la política son:
El acto u omisión que se dirige a una mujer por ser mujer, tiene un impacto diferenciado y desventajoso en las mujeres; y/o las afecta desproporcionadamente.
Tiene por objeto menoscabar o anular el reconocimiento, goce y/o ejercicio de los derechos político-electorales de las mujeres.
Se da en el marco del ejercicio de derechos político-electorales o en el ejercicio de un cargo público.
Es perpetrado por cualquier persona o grupo de personas, en particular: integrantes de partidos políticos, aspirantes, precandidatos(as), candidatos(as) a cargos de elección popular o de dirigencia partidista; servidores(as) públicos(as), autoridades gubernamentales, funcionarios(as) o autoridades de instituciones electorales; representantes de medios de comunicación; el Estado o sus agentes.
La violencia política ha ascendido a niveles inaceptables en México. No es únicamente violencia política psicológica y verbal, que refuerza estereotipos de género, sino también amenazas, agresiones físicas y hasta muerte. Este contexto de violencia política por género, se refuerza a partir del contexto de violencia que vive México.
Ejemplo de esto es el caso de la candidata a la alcaldía del estado de Puebla, en la entidad del mismo nombre, Violeta Lagunes, quien ha denunciado su caso por difamación y esterotipación, o Susana Harp, candidata al Senado en Oaxaca y Patricia Azcagorta Vega, candidata a la presidencia municipal de Caborca, Sonora.
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