México es una nación joven. Apenas se cumplieron 200 años de vida independiente. Eso si damos por hecho que tal comienza con el Grito de Dolores. En esos dos siglos, ha creado las instituciones marco de su evolución.
Las constituciones de 1824, 1857, 1917, fundacionales, han sido el soporte de las estructuras que la contienen. Entre ellas los partidos políticos. Distínganse a los que se formaron respondiendo a situaciones coyunturales y los que por el paso del tiempo han permanecido para ser protagonistas en los procesos políticos en los siglos XX y XXI: Partido Nacional Revolucionario, 1929; Partido Acción Nacional, 1939; Partido de la Revolución Democrática, 1989. Otros fueron efímeros y unos más no alcanzan presencia nacional.
El PNR, del cual hablamos en la entrega anterior, superadas las contingencias que motivaron su formación, evolucionó a Partido de la Revolución Mexicana. Su constitución formal ocurrió el 30 de marzo de 1938. En un golpe de mano del presidente Lázaro Cárdenas. Con el apoyo de las bases políticas que le seguían y el de un pueblo que acababa de asistir a la Expropiación Petrolera. El lema de la nueva organización: “Por una democracia de Trabajadores”.
El estadista michoacano dejaba atrás la influencia, en ocasiones determinante de caudillos, aún prevalecientes, y avanzaba en el desarrollo de instituciones. Si bien algunas de ellas debidas al genio de otro estadista, Plutarco Elías Calles: el PNR mismo, el Banco de México. “La creación del PRM sirvió como instrumento para contrarrestar la constante concentración de poder de caciques locales, favoreció la centralización y la supremacía del primer mandatario” y, agréguese, contribuyó a la cancelación del “maximato”
Cárdenas daba respuesta creciente, en programas de gobierno y acción política, a los movimientos campesino y obrero, fundamentales en la Revolución de 1910. Aglutinados ahora en la naciente Confederación Nacional Campesina (CNC) y en la Confederación de Trabajadores de México (CTM). Sin olvidar a los servidores públicos, Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), cuya constitución formal fue el 29 de octubre de 1938, al sector militar (suprimido en 1940), al sector popular (la CNOP se formó en 1943).
El PRM en su declaración de principios mantuvo “el reconocimiento de la lucha de clases como inherente al régimen capitalista; la lucha por la colectivización de la agricultura; el apoyo a la clase obrera; el combate al fascismo o cualquier otra forma de opresión ´que adopte la clase privilegiada de la sociedad con perjuicio de las libertades de los trabajadores y otros sectores del pueblo´; la intervención del Estado en la economía; un programa educativo oficial a las escuelas particulares; no intervención y autodeterminación de los pueblos como principios rectores del derecho internacional; igualdad político-social de la mujer; garantía de libertad para los indígenas; establecimiento del seguro social; control de precios y fomento de la construcción de habitaciones populares.
Al PRM sólo le tocó participar en las elecciones presidenciales de 1940, apoyando la candidatura de Manuel Ávila Camacho, y las legislativas de 1943. En procesos locales de 1938 a 1945. En enero de 1946, Miguel Alemán, recién postulado como candidato a la presidencia de la República, promovió el cambio a Partido Revolucionario Institucional.
Entre 1938 y 1946 el PRM sólo tuvo tres presidentes: Luis Rodríguez, Heriberto Jara, y Antonio I. Villalobos.
Fuentes: Enciclopedia de México, Secretaria de Educación Pública, director José Rogelio Álvarez, Ciudad de México, MCMLXXXVIII, tomo 11, pp. 6227-6228; www.priedomex.org.mx, www.bicentenario.gob.mx, www3.diputados.gob.mx
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