A una semana de distancia y con los intentos por crear nuevos debates en frentes mucho más manejables, el gobierno se enfrenta a la duda sobre los efectos de la marcha contra la violencia que a partir del domingo pasado dejó en suspenso todo el andamiaje oficial con el que e conduce la batalla en contra de la delincuencia organizada. El problema es mucho más serio de lo que se quiere reconocer. Y bastaría con poner un poco de atención en los varios intentos del Presidente Felipe Calderón para reducir la marcha desde antes de su inicio, para entender mejor el reto para el gobierno. Por supuesto, se contó con la participación de medios electrónicos para silenciar el movimiento.
Y poco se logró, ya que se quiera reconocer o no, esta movilización acabó con el esquema de control que había levantado el gobierno para canalizar el malestar y el temor de la sociedad. Ahora, con la calma que dejó el debate sobre la marcha, las preguntas son muchas, pero fáciles de identificar, ya que todo podría quedar atrapado en un simple ¿qué sigue? Las renuncias solicitadas estaban condenadas al fracaso. Pero no por ello quedan en el olvido. Las propuestas y demandas pueden ser ignoradas o se puede intentar cambiarlas por reuniones de “trabajo” y diálogos con los líderes de la protesta.
El problema para el gobierno es el iempo. Y es por demás sencillo adivinar que, pase lo que pase en los 18 meses que la restan a la actual administración federal, una vez iniciado el próximo gobierno, la demanda sobre una investigación sobre todo lo que ha sucedido con la guerra al narcotráfico y los miles de muertos que arroja como saldo, será una constante en la que, se quiera o no, las demandas que hoy son rechazadas se convertirán en un serio dolor de cabeza para quienes dejarán el poder… Pero los problemas son muchos y crecientes para el gobierno. El Presidente Calderón anuncia, desde el extranjero, su intención de promover mediante un proyecto dirigido al debate en el Congreso, una reforma en la estructura de PEMEX para, como puede suponerse, abrir la paraestatal al capital privado. Por supuesto, la reforma será ubicada por el gobierno en su estrategia mediática, en el campo en el que se desarrolla la petrolera brasileña PETROBRAS. Y se hablará de los beneficios que se lograrían y de todo lo que desde que arrancó el gobierno de Vicente Fox se ha buscado alcanzar en PEMEX Es una forma nueva y mucho más amplia para abrir la empresa al capital que aquellos intentos por dar vida y permanencia a los contratos de servicios múltiples que poco lograron en la práctica. Pero este tema que se planea llevar al Congreso en diciembre próximo, se convertirá, se tenga pensado así o no, en parte de la lucha electoral con miras a la sucesión presidencial que ya para esas fechas estará prácticamente a todo vapor. El tema será bandera electoral. Y ello doblaría los costos para los promotores y para quienes apoyen la idea…
Y en tanto, el tema del tráfico de inmigrantes crece día con día. Y la violencia con la que se les trata y por supuesto, la muerte que alcanzan, serán apenas parte de un asunto que puede llegar a convertirse en un caso de costos terribles para el gobierno. Por lo pronto, hay presiones internacionales para que el asunto sea abierto en muchos canales y para que las autoridades respectivas pasen al terreno de las responsabilidades con todo lo que ello significa. Y se puede apostar que los intentos del gobierno por mantener todo esto bajo cierto control de daños, podrían llegar a ser totalmente insuficientes… Poco a poco y a pesar de los discursos aparentemente amables y cordiales, para todos en el PRD queda claro que la batalla entre AMLO y Marcelo Ebrard por alcanzar la candidatura presidencial de la izquierda será abierta y sin cuartel. Pero más allá, parece obligado para todos los capitalinos que el debate que supuestamente se quiere montar entre estos dos políticos, lo que tendría que aclarar es ¿qué clase de ciudad se tiene después de casi quince años de gobierno perredista? Esto es, después de tantos años de gobiernos del PRD encabezados por los cuadros más reconocidos en las filas de ese partido ¿hay mejor seguridad, mejor transporte, los problemas de los servicios se han resuelto, la corrupción se acabó y la confianza en las autoridades es mayor? Este tendría que ser el centro de cualquier debate en el seno del PRD. Todo lo demás no pasaría de ser mera demagogia.
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