NO CABE DUDA que las cosas han cambiado mucho entre los funcionarios de la Procuraduría General de Justicia del DF (PGJDF), comparados con el personal de esta institución de hace, por lo menos, cuatro décadas. En ese tiempo, había vocación de servicio a la sociedad; ahora, algunos de estos servidores públicos aprovechan su cargo para apoderarse de bienes y dinero, lo que se llama robo. Así, llanamente.
COMO REPORTERO de la Fuente de Policía, en el Diario de la Tarde, fui testigo del trabajo de peritos en criminalística, que trabajaban en coordinación con los agentes de la Policía Judicial, en la investigación de casos de robo, asalto y asesinatos.
LOS AGENTES de la Policía Judicial (ahora, agentes investigadores de la PGJDF), buscaban indicios para su investigación. Las pruebas periciales eran importantes para unir cabos y dar con los asesinos o con los autores de robos en casa habitación, cometidos por “zorreros”, nombre de los ladrones que entran a las residencias en las colonias de la clase alta en la ciudad.
ERA IMPORTANTE para los peritos encontrar la prueba máxima en el lugar de los hechos. Buscaban hasta encontrar una huella dactilar o el testigo “mudo”, que es un objeto, mueble o artículo personal de la víctima, cuando se trataba de un crimen.
EL TRABAJO de los peritos era impresionante para los reporteros de los Medios de Comunicación que teníamos la oportunidad de llegar al lugar de los hechos, como en el caso del asesinato del compositor Emilio de Nicolás, quien fue agredido con una estatuilla de bronce cuando estaba sentado tocando el piano en su departamento de las calles de Revillagigedo.
EN OTRO ASUNTO de robo en una casa de la colonia San Simón, los peritos descubrieron que el ladrón fue un miembro de la familia. El sujeto para desorientar a los investigadores trató de limpiar sus huellas, pero olvidó un lugar y ahí, en un portarretratos, dejó su marca.
PERO TODO cambió. Ahora, algunos agentes investigadores cometen atracos a la ciudadanía y se han visto involucrados en secuestros y casos de extorsión, pero lo más grave para la sociedad capitalina es que personal de los servicios periciales de la PGJDF cometan robos, como el que realizaron en las oficinas de una diputada local del PRD, la semana pasada, hechos en los que tres peritos de la PGJDF se llevaron 28 mil pesos, en efectivo, y 7 mil, en vales, que guardaba la legisladora en un cajón de su escritorio.
LOS PERITOS que cometieron el robo son José Ramón Reséndiz Durruty, Ismael Fernández Muñiz y Alma Rosa Rivera Nesahual, quienes acudieron a las oficinas de la diputada que denunció el robo de equipo de cómputo y de sonido por un valor de 70 mil pesos. El hurto se cometió en las oficinas, ubicadas en la calle de Congreso y Gobernación, colonia Federal.
EL AGENTE del Ministerio Público levantó las actas FVC/VC-4/TI/00123/10-3 y FVC/VC-4/TI/00125/10-03/RI. La primera por el robo del equipo de cómputo y sonido y la segunda por el robo cometido por los peritos de la PGJDF.
EN ESTE CASO, los servidores públicos usaron sus conocimientos técnicos en investigación criminal para buscar huellas de los ladrones y encontraron los billetes y vales, que se repartieron y luego depositaron en sus cuentas bancarias. El que se quedó con la mayor parte del dinero fue José Ramón Reséndiz.
NO CABE DUDA que las cosas han cambiado. Por eso, estamos como estamos.
En este caso particular conozco a uno de los peritos en cuestión. Y sé qué clase de persona es. Sobre el tema sólo puedo decir que también han pasado esos años en que los periodistas investigaban y concluían con hechos en la mano y no se iban sólo con la información del boletín de prensa, como veo que es el caso del autor de esta información. Qué lastima por eso.