Opinión

Piedra de derrumbe, Ayotzinapa

Ayotzinapa es la palabra más repetida. Más publicada. Y más inmortalizada. Ayotzinapa es tragedia del país. Es de indignación nacional e internacional. La desaparición de 43 estudiantes normalistas asombró al mundo. Gobiernos extranjeros piden al Presidente Enrique Peña Nieto lo aclare.

¡Es abominable!. Fue el calificativo que le dio el mandatario. Mientras el procurador de la Nación, Jesús Murillo Karam, rendía un informe de la investigación, a los padres de los desaparecidos. Y daba una conferencia de prensa. Las investigaciones y detenciones llegan a un indicio de lo que es parte de realidad. El 26 de septiembre los normalistas secuestraron autobuses y de Ayotzinapa viajaron Iguala. Fueron atacados por policías municipales por órdenes del alcalde, José Luis Abarca y su esposa. Perecieron 6 personas. Y se llevaron por la fuerza a los 43 desaparecidos.

Era un asunto municipal. Entre confusión y vacío de justicia, pasó a nivel estatal. A un gobernador que ignoró su responsabilidad. Ángel Aguirre. Y los días pasaron surgiendo la sospecha de que los habían matado. El alcalde pidió licencia y se le vio en la ciudad de México con sus jefes políticos, como Jesús Zambrano. Las versiones crecieron que el alcalde era jefe de una banda del crimen. Y era una red con los personajes de la izquierda y del PRD. Entró el Gobierno Federal. El alcalde y la esposa se fugaron.

Se cumplieron 30 días, los desaparecidos no aparecieron. Los prófugos tampoco. Todos los recursos federales, humanos, tecnología, armas, transporte aéreo y terrestre. Y nada. Ni normalistas, ni alcalde y esposa. Lo que empezó como protestas de padres. Creció. Sociedad civil se agregó. Marchas y más marchas. Hasta ser bandera contra el Presidente Peña Nieto. Los gritos son: ¡renuncia!, ¡renuncia!. Es un movimiento que ya se armó como estrategia contra la presidencia. No claman prisión para los rufianes.

Cayó el gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre. Más de un mes y nada de los normalistas. Marchas y más marchas. Dicen que son pacíficas. Pero queman palacios de gobiernos municipales. Dicen que es por grupos de infiltrados. Pero en todas las movilizaciones aparecen. Atacan instalaciones. Queman automóviles. Un metrobús y una estación, con daños de 14 millones de pesos. Medio matan a policías, tirados los patean. Queman la puerta principal de Palacio Nacional y con golpes metálicos abren un boquete. Con la frase de: ¡justicia, justiciiiiaaa Atzoniyapaaa!, ¡renuncia!. Y blasfemias.

El procurador informó. Después de la aprehensión del matrimonio monstruo. Se llegó a cuatro sujetos jóvenes. Que confiesan que ellos quemaron a los normalistas. Los mataron y los convirtieron en cenizas. Las embolsaron y arrojaron en un río. Narran cómo lo hicieron. Hasta aquí se tiene una línea confesional y testimonial. ¡Están muertos!. Las cenizas las arrastró el río. Encontraron unas. Pero impiden lograr resultados de pruebas de ADN.

¡No le creemos al gobierno!, responden los padres. Los líderes de marchas presurosos redoblaron las convocatorias a más marchas. Acusan al gobierno de manipular la investigación. Jesús Murillo al final de la conferencia dijo: “Estoy cansado”. Llevaba 40 horas sin dormir. Su exposición fue muy sustentada. Esa frase la han convertido en bandera de burla gubernamental.

Los normalistas tienen la escuela en Ayotzinapa. ¿A qué fueron a Iguala?, y, ¿los padres lo sabían?.

Hoy Ayotzinapa es palabra de un movimiento violento. Es palabra de descarrilamiento del Presidente Enrique Peña. Es contra el concenso y la paz. El anarquismo está en marcha. Dañan al país. Hay un presidente muy solitario. ¿Sabrá César Camacho Quiroz que el PRI está muerto?.

Acerca de Adolfo Montiel Talonia

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