El PAN ganó dos veces, seguidas, la Presidencia de México. Y le fue muy mal al país. El petróleo lo convirtieron en fuente del gasto público. Sin obras y las que hicieron fueron pésimas, un ejemplo es la autopista de Durango en menos de un año se partió. Sobre el dinero público no se ha terminado la auditoría, pero hay muchos indicios de corrupción. De Vicente Fox queda la imagen de su obsesión por la mariguana. De Felipe Calderón el desastre no se tiene la dimensión; Michoacán es una pequeña muestra.
Muchos males arrastran los panistas. Sus triunfos electorales les despertó la ambición política y económica. Del poder público hicieron, y, hacen su botín. Ellos mismos denunciaron que el coordinador de la fracción federal de diputados, Luis Alberto Villarreal, condujo una red, incluso con empresas, para “cobrar” un porcentaje de dinero, para la asignación de presupuestos municipales y estatales. El senado, del PAN, Ernesto Cordero los acusó de “pinches ladrones”, incluyó al presidente nacional panista, Gustavo Madero.
Otro camino para repartir dinero es la multitud de “asesores” en las presidencias municipales de alcaldes de ese partido. Como perdieron muchos municipios del valle de México y los protegen económicamente como “aviadores cobrando sin trabajar”. La ausencia de obras públicas es notable; el presupuesto es repartido entre ellos.
Acotaciones
El nombramiento de Alfredo Castillo, como comisionado federal, con facultades gubernamentales en Michoacán, abrió una cadena de reclamos porque se hace por encima del federalismo.
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