“Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí” (Ex.33:15).
Cuando Dios llamó a Moisés y le encomendó libertar a Israel de la esclavitud egipcia, le prometió estar con él. Sin embargo, a causa del desenfreno del pueblo, Dios dijo a Moisés: Sube tú y el pueblo a la tierra que juré a vuestros padres, pero yo no subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino (Éx.33:1-3).
Esta declaración de Dios llevó a Moisés a definir cuatro prioridades supremas:
Primera. Que Dios sea siempre con nosotros.
Moisés sabía que la presencia de Dios era sinónimo de paz, seguridad, protección, defensa, provisión y dirección para Israel. Así lo había experimentado: la presencia divina hizo posible el cruce del Mar Rojo como por tierra seca, el caminar en el desierto bajo una nube de día y bajo una columna de fuego por la noche, la provisión del maná del cielo por cuarenta años, el agua de la roca, la victoria sobre Amalec, etc. Por ello, cuando Dios le dice a Moisés: “yo no subiré en medio de ti”, él respondió: “Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí”. Moisés sabía que el abandono de Dios implicaría desolación, tristeza, hambre, sed, fracaso y muerte. De ahí la definición de su primera prioridad ante Dios y la divina respuesta: “Mi presencia irá contigo, y te daré descanso”.
Segunda. Que Dios nos muestre su camino.
Cuando Moisés le pide a Dios: “te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos”; no le está pidiendo un plano para cruzar por camino seguro en el desierto, tampoco le está pidiendo atajos para llegar más pronto a la tierra prometida; le está pidiendo que le muestre su camino para conocerlo más, es decir, le está rogando que le muestre su consejo, sus enseñanzas, sus preceptos, sus estatutos, sus mandamientos y sus juicios para conocerlo mejor. Y Dios así lo hizo, porque el mismo rey David da testimonio diciendo: “Sus caminos notificó a Moisés, y a los hijos de Israel sus obras” (Sal.103:7). Moisés conocía a Dios. Tenía la experiencia de escuchar audiblemente su voz, su consejo y dirección, pero quería conocerlo más, amarlo más y obedecerlo más. Esta era su prioridad en el desierto. Si hubieras estado en el lugar de Moisés, ¿qué le habrías pedido a Dios? Ahora mismo, ¿cuál es tu prioridad?
Tercera. Que Dios nos muestre su gloria.
Antes de definir su tercera prioridad, Moisés dijo a Dios: “¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?” Cuando Moisés escucha la respuesta de Dios: “También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre”; entonces pide algo más: “Te ruego que me muestres tu gloria”. Cuando Dios abrió el Mar Rojo, cuando envió maná del cielo, cuando hizo brotar agua de la roca y cuando dejó escuchar su voz en el Sinaí, Moisés fue testigo de la gloria de Dios; pero ahora él demanda la confirmación del favor inmerecido de Dios de haber alcanzado Su gracia, al pedirle que le muestre su gloria. Moisés no se conforma con lo visto hasta ese momento, él quiere seguir viendo la manifestación de todos los atributos de Dios, él quiere seguir siendo testigo del poder y de la gloria de Dios. Esa fue su prioridad. ¿Deseas ver la gloria de Dios?
Cuarta. Que Dios nos tome por su heredad.
Llegó el momento culminante de las prioridades del siervo de Jehová. Ser heredad de Dios es garantía de que somos su pueblo, que estamos en Su corazón y que todo en Él está asegurado. Por ello, Moisés dijo: “Si ahora, Señor, he hallado gracia en tus ojos, vaya el Señor en medio de nosotros; porque es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por tu heredad”. Y Dios contestó: “He aquí, yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna, y verá todo el pueblo en medio del cual estás tú, la obra de Jehová; porque será cosa tremenda la que yo haré contigo” (Éx.34:9-10).
Querido hermano y amigo lector: ¿Cuáles son tus prioridades para este año de gracia 2014?
Hoy te invito para que las prioridades de Moisés, sean nuestras prioridades supremas.
¡Feliz 2014! ¡Dios te bendiga!
Pastor en la Iglesia Cristiana Interdenominacional, A.R. ser@iciar.org
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