Opinión

Prosigo al blanco

“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús” (Fil.3:12).

Estando en la cárcel, el apóstol Pablo hace un balance de su ministerio. Sin duda los resultados hablan por sí solos: miles de almas convertidas a Cristo, multitudes de enfermos sanados, establecimiento de bases doctrinales para la fe cristiana y nuevas misiones e iglesias en todas las ciudades.

Sin embargo, esto no es su meta final ni la realización plena de su trabajo apostólico, Pablo tiene en su mente y corazón algo más excelso y sublime, alcanzar aquello para lo cual fue también alcanzado por el Señor Jesús. Por ello escribe: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil.3:12-14).

A tres semanas de terminar este año de gracia 2013, considero es ocasión propicia para hacer también nosotros un balance de lo hecho y alcanzado en estos doce meses en el terreno espiritual, familiar, ministerial, emocional, laboral, comercial, político, económico, profesional, etc.

Si el balance no es favorable en alguna de estas áreas, es importante clarificar las causas o factores que impidieron alcanzar los resultados deseados y trabajar en ello. Perseverancia sin desmayo será determinante para lograr los objetivos trazados. Nunca darse por vencido. El límite para conseguir las metas somos nosotros mismos. Aprendamos de nuestros errores. Dios siempre nos da la oportunidad de empezar de nuevo. Por tanto, plantea nuevamente tus objetivos, traza tus metas, define tus estrategias y establece las acciones a seguir. Define tu plan de vuelo. Tú conducirás la nave y muchos confían en ti. “Prosigo al blanco”.

Si el balance es favorable, no te gloríes en ello. No pienses que eres perfecto y lo alcanzaste todo. Más bien, esto te permita ocuparte en algo mejor. La perfección y la realización plena debe ser el camino a seguir. No te conformes con menos. Siempre existe algo más excelso a lo alcanzado. Así que, olvida lo que queda atrás y prosigue en pos de la excelencia. Dios está a tu favor y Él tiene el control de las circunstancias. Los planes que Él tiene para ti, son de bien, y no de mal, para que obtengáis el fin que esperáis. “Prosigo al blanco”.

Dos cosas para terminar:

Primera. Cuando hayas tenido éxito en todos tus planes y proyectos, no digas: mi poder y mi fuerza lo hicieron posible. Sino sabe, que Dios es quien te da la fuerza y la inteligencia para hacer todas las cosas. Así que, di, como el salmista: “no a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia, por tu verdad” (Sal.115:1-2).

Segunda. Nunca pienses que ya no hay algo más allá de tus logros alcanzados. Lo que nosotros podemos alcanzar es material, terrenal y temporal; pero lo que Dios nos ofrece es espiritual, celestial y eterno. Por tanto, esto es lo que debe estar en nuestro corazón y en nuestra mente. Esto es lo que debe inspirar y gobernar nuestro plan de vida. Esa fue la visión del apóstol Pablo, esa debe ser también nuestra perspectiva y nuestra confesión: “Más nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas” (Fil.3:20-21).

Querido amigo lector: 2014, ¡tiempo propicio para empezar de nuevo! “Prosigo al blanco”.

Dios te bendiga.

¡Feliz año!

* Pastor en la Iglesia Cristiana Interdenominacional, A.R., ser@iciar.org

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