La Reforma política se oficializó. Lo más significativo es el multimillonario gasto de dos décadas para construir y fortalecer la democracia, echado a la basura. Va un simple enlistado: Ya no sirven 80 millones de credenciales. Ya no sirve la millonaria suma de dinero invertido en papelería. Ya no sirven los anuncios. Hay que pagar: nuevos 80 millones de credenciales. Hay que pagar la nueva papelería.
Se creó el Instituto Federal Electoral. Se independizó el IFE y autónomo calificó las elecciones. Por la voluntad ciudadana. Con el voto en las urnas, por la calidad, capacidad y honestidad, del personal del IFE, se conoció que el candidato presidencial del PRI perdió. Y ganó el del PAN. Es la historia de una institución, del IFE, que logró en la era moderna, respeto y credibilidad. La oposición, PAN y PRD ganaron más elecciones.
Resultado de todo esto es que los ganadores exigieron cambio político. El PRI tranquilo. El PAN y el PRD, derecha e izquierda, se unieron y exigieron cambiar el nombre del Instituto Federal Electoral, por Instituto Nacional de Electores. Cambiar el IFE por INE. De paso metieron la reelección. Es el capricho político y la sepultura de una institución reconocida, respetada y de credibilidad. Chantajearon el voto en las reformas estructurales del gobierno de Enrique Peña Nieto.
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