Pero también sabe que esa es la señal que desde Los Pinos se ha enviado para acabar con sus posibilidades de llegar a ser el candidato presidencial de la izquierda para el 2012. Así, ha decidido trabajar en contra de esa unión. Prefiere y ello es obvio, que el PRI venza y con ello su posibilidad se mantenga abierta, a tener que aceptar que la Presidencia de la República quedará en manos de una alianza en la que, dígase lo que se diga, él jamás tendría cabida. El argumento en torno a que la victoria en el Estado de México fortalecería a Enrique Peña y difícilmente se le podría disputar el triunfo en el 2012 es real. Pero AMLO buscará desacreditar el triunfo priísta. Con la seguridad de que el gobierno y el PAN tendrían que hacer otro tanto para tener espacios reales de movilidad para la elección presidencial.
Así, AMLO simplemente juega con las cartas que tiene en la mano. No importa si hay incongruencia o no. Lo que importa es primero, eliminar del PRD a los “chuchos”, colocándolos como lo que en realidad son: colaboracionistas del gobierno federal. Después, consolidarse como el “verdadero líder de la oposición”. Y finalmente, esperar las determinaciones últimas de Marcelo Ebrard y Manuel Camacho para determinar los pasos a seguir con ellos, o contra ellos. López Obrador no ha hecho nada que no se esperara. Por el contrario, está en la lógica de su estrategia. Que pueda o no gustar, es otra cosa… Al que por supuesto se le complican las cosas, es a Marcelo Ebrard. No sólo por la problemática política que le significaría una confrontación con el tabasqueño, sino por que a final de cuentas, su “ciudad ideal” poco a poco, se desdibuja.
No hace mucho, en una cafetería, fueron asesinados varios supuestos delincuentes. Y las autoridades hablaron de venganza entre grupos delictivos. Y Ebrard apareció con toda la energía posible, para anunciar que los matones “no se le van a acabar”. Pero las promesas de resolver el crimen quedaron sólo en palabras. Nada se sabe de ese caso, como tampoco de muchos otros. Pero eso no es todo. Ahora aparece una familia masacrada. Y de nueva cuenta se habla de venganza entre grupos de mafiosos. Y del mismo modo, se lanzan bravatas y se anuncia que no habrá impunidad. Pero en la realidad, lo que salta a la vista es que la violencia que el señor Ebrard afirmaba no existía en el Distrito Federal está a la orden del día. ¿Recuerda usted el caso Cabañas? ¿Recuerda usted que se permitió la salida del país del propio Cabañas, sin haber presentado declaración y a pesar de ser el testigo fundamental del caso? Bien, pues la violencia está clara. Y la incapacidad de la autoridad capitalina también.
Y eso es algo que a Marcelo Ebrard tendrá que pesarle conforme avancen los tiempos políticos. Cosa que por supuesto, sabe perfectamente López Obrador… En donde los problemas amenazan con crecer mucho más, es en el seno del PAN. La entrega de las concesiones que fortalecen a Televisa y a Nextel, en contra de toda la competencia, se ha convertido en bandera de una batalla más para el panista Javier Corral. Crítico de la televisora más importante del país, Corral ha desarrollado toda una campaña en contra del gobierno con los argumentos que los errores de Juan Molinar como titular de Comunicaciones, les ha entregado. Nadie supone que Corral sea un verdadero cruzado. Pero es obvio que hará daño en todo este lío.
Y para colmo, la Auditoría Superior de la Federación ha decidido tomar cartas en el asunto… Para los panistas además, la batalla por la presidencia de su partido se ha convertido en todo un desfile de torpezas. Ahora Cecilia Romero ha decidido buscar dirigir el PAN. Y ello simplemente provoca enojo en muchos sectores blanquiazules en donde no olvidan que la señora Romero es la misma que estaba a cargo de todo el tema migratorio desde la Secretaría de Gobernación, cuando el asesinato de los 72 indocumentados en Tamaulipas. Y ese asunto mostró en el menor de los casos, una enorme incapacidad de la autoridad respectiva. Así, que la idea de alcanzar el control del PAN más parece una burla, que una oferta de solución a los problemas de Acción Nacional.
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