Entre las naciones más corruptas, México ocupa el lugar 89 y en calificación de cero a 10 sólo alcanza 3.3. Tan penoso “rating” empeorará si en el año 2010 podrán gobernadores y presidentes municipales disponer de fondos públicos sin ser fiscalizados.
Si la nación está plagada de manos largas con uñas afiladas, es explicable por qué estamos a la deriva y un premio Nobel en economía, Joseph Stiglitz, advierte al gobierno de Felipe Calderón que “no supo manejar la crisis”.
Stiglitz, investigador de la Universidad de Columbia, pone de ejemplo a Australia y Brasil como países emergentes que mejor enfrentaron la crisis global y avanzan viento en popa. El primero de ellos salió de la recesión, antes que ningún otro, mediante paquetes de estímulos a las ramas productivas. Aquí se hace exactamente lo contrario.
Hemos dicho que la economía de Brasil estaba debajo de la mexicana hace 15 años y hoy es la número uno en América Latina, mientras la mexicana marcha en último lugar, incluso atrás de Guatemala y Costa Rica, en crecimiento.
Aquí se enredó el gobierno panista en la palabrería. Sin saber de finanzas, el Presidente Felipe Calderón se puso en manos del peso completo de Hacienda, Agustín Carstens, y de amigos suyos buenos para nada, entre ellos los secretarios de Economía y Desarrollo Social, Gerardo Ruiz Mateos y Ernesto Cordero, respectivamente.
Carstens está supeditado a lo que dice el Fondo Monetario Internacional y se ha cruzado de brazos en espera de la recuperación de Estados Unidos, la cual está en problemas nuevamente. Lo del blindaje y el “catarrito” quedaron como ejemplo de ignorancia.
Carstens convenció a Felipe Calderón, asimismo, de exaccionar a los contribuyentes para cubrir los costos de la obesa burocracia. Se niegan a dar de baja a miles y miles de panistas por temor a perder más votos en el 2012.
Dijo Stiglitz que el gobierno debe pensar en otra estrategia, en vez de mantener la dependencia de Estados Unidos. Pero eso es como esperar peras del olmo.
Nada bueno nos espera porque, aparte de los desatinos del calderonismo, los gobernadores del PRI instaron a sus diputados a hacer recortes al gobierno federal y canalizar al fondo carretero 49 mil 402 millones de pesos, un espléndido pastel navideño con gruesas tajadas para todos.
Ese acuerdo priísta fue fraguado en Oaxaca, con motivo del 5o. Informe del gobernador Ulises Ruiz. Fue un cónclave encabezado por el mandatario mexiquense, Enrique Peña Nieto, secundado por los demás gobernadores.
Se dieron el lujo, incluso, de ordenar a sus diputados cancelar la fiscalización de los recursos que reciban, aún cuando descubra irregularidades la Auditoría Superior de la Federación. Maravilloso país.
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