En una de esas decisiones que se toman en busca de efectos diversos, el gobierno federal, vía la Secretaría del Trabajo, inició los pasos para “reventar” al Sindicato Mexicano de Electricistas con el argumento de “irregularidades” en la reelección de Martín Esparza. Y por supuesto, esta determinación se acompaña de una enorme campaña de acusaciones y desprestigio en contra del citado sindicato. Pero el cálculo oficial podría no haberse hecho de la manera correcta. Primero, el momento político en el país no es el mejor para una confrontación con obreros, por más desprestigiados que se encuentren, dado que el gobierno no se encuentra en una posición desde la cual pueda derrochar capital político. Después, querer distraer la atención de los problemas económicos con medidas de fuerza parece una receta poco efectiva, por el temor que ello desata en todos los sectores. Y finalmente, aún en el caso de “vencer”, el gobierno federal tendrá que pagar una cuota enorme de descrédito gracias a sus constantes y enormes contradicciones. Es por supuesto, imposible defender al SME. Y son ciertas las acusaciones que en todos los renglones se lanzan en contra de la organización. Pero ¿la ineficacia no involucra también a los funcionarios de Luz y Fuerza que, a querer o no, son nombrados desde Los Pinos? Después, ¿no resulta contradictorio hablar de corrupción en el SME cuando se entregan cientos y cientos de millones de pesos a Elba Esther Gordillo en el SNTE para que la educación siga en picada y todo por un acuerdo político electoral? La verdad es que hay que entender el problema del SME como una decisión más del gobierno federal en su estrategia en contra de las organizaciones que no le son afines. Así, respalda al liderazgo petrolero debido a que le es incondicional, sin importar corrupciones o ineficacia. Lo mismo sucede con el magisterio, al que además le entrega posiciones de gobierno como pago por su “lealtad” En caso contrario, este es el gobierno que persigue al sindicato minero con acusaciones de todo tipo, que no ha podido acreditar del todo, para acabar con un liderazgo que no le resulta cómodo. Pero en este caso por ejemplo, todo se origina en el asunto de la mina de Pasta de Conchos, el mismo que Javier Lozano dijo se aclararía desde el inicio del sexenio y el cual permanece en la opacidad total. Es más, uno de los responsables de toda la tragedia, el ex titular del Trabajo, Francisco Javier Salazar, es hoy flamante diputado del PAN. La Secretaría del Trabajo persigue líderes rivales, tan corruptos como los aliados del gobierno, pero se hace de la vista gorda sobre todo lo que sucede en los sindicatos que están a su servicio. Así, nadie recuerda que esa Secretaría del Trabajo aceptó todo tipo de actos fraudulentos para “reconocer” una dirigencia entreguista en el sindicato minero, o se hizo a un lado para dejar “pasar” a la organización de la señora Gordillo en el terreno de los burócratas. Así las cosas, la decisión contra el SME no puede ser vista como un acto democrático, legal o de justicia. Es dígase lo que se diga, una decisión política con intenciones políticas. Y lo que falta saber es si los costos que todo esto implican, fueron debidamente calculados por una administración que no ha podido rescatar nada en sus constantes batallas… La idea de Diódoro Carrasco por crear un frente político único para enfrentar al PRI en diversos estados se ha convertido en un verdadero problema para los panistas. Aliarse con el PRD significa que Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón irán de la mano en procesos electorales, con el mensaje de que todos los insultos y acusaciones lanzados en contra del gobierno calderonista han sido olvidados en Los Pinos. Así, con el “pelele” y el “legítimo” de la mano, los panistas suponen que pueden evitar una catástrofe electoral el año próximo. Pero pudiera ser que en el PAN se hayan olvidado de la lección de preparatoria, al momento de estudiar las doctrinas políticas, que establece que la suma de dos debilidades no necesariamente se traduce en una fuerza real. Ese mensaje, de la vieja izquierda, podría ser un epitafio muy penoso para un panismo oportunista y tramposo y un perredismo caduco y oportunista.
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