Siempre he creído en la justicia, por ello aseguro fue justa la eliminación de mis Pumas. De pensar que el encargado de la justicia divina se hubiese tomado el fin de semana y los universitarios alcanzaran esos siete goles que les faltaban para ser invitados a la fiesta grande, me dan vaguidos, ganas de tejer chambritas o tratar de parar una pesera en pleno Eje Central, así me puso de nervioso la posibilidad.
Las palabras de Toño Servín, el dos veces entrenador emergente de Pumas en este torneo, al terminar el partido contra “Aclante”, sin querer queriendo también me recordó la similitud en las declaraciones que dan “jurgolistas” y políticos.
Servín, dijo que todos los jugadores se entregaron, pero los resultados no se dieron porque las circunstancias de cada partido fueron diferentes y en ocasiones los marcadores no fueron justos, no reflejaron lo sucedido en la cancha.
Palabras que, con algún retoque y edición en pro tools, bien se podrían acreditar al presidente Calderón cuando se le preguntaba por resultados del trabajo de sus secretarios.
Digo no es por ser aguafiestas, pero en justa comparación, podríamos decir que el autogol del Pikolín de este domingo, al mandatario, le podría servir como excusa perfecta para que la Marina, PGR y anexas expliquen lo de “El Lazca”, algo así como, en ambas acciones se apreciaron errores involuntarios que, por fortuna, no afectaron el resultado final y bueno seguiremos trabajando para ser cada días mejores en la cancha.
Efectivamente, cometimos algunos errores pero por fortuna también encontramos casi de inmediato la solución con algunos ajustes en el conjunto y con el deseo permanente de cumplir con nuestro misión, con base en el trabajo que desarrollamos durante la semana, encontramos la forma de recomponer el camino. Le ponemos el nombre y cargo de quien sea y les apuesto que podría ser desde Jehú Chiapas o de algún integrantes del gabinete calderonista. Lo mejor es que el encargado de la justicia divina no adelantó el Buen Fin. Cierro pico.
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