El timo con la línea 12 del Metro es un caso insólito de deshonestidad. Aquí todos pierden: el gobierno, las empresas. La víctima mayor es el pueblo. La dañaron por mayoría, cientos de miles de personas – pasajeros viven una pesadilla de transportación. Mayores retardos, muchos embotellamientos de tránsito, más contaminación, aumento de enfermedades. Esta condición colectiva trágica es por culpa del gobierno, deshonesto e incapaz, que encabezó Marcelo Ebrard.
Pero las constructoras que cobraron, unos 26 mil millones de pesos, incluyendo materiales, ICA, CARSO, ALSTON, culminaron una obra llena de defectos, al grado, de estar a punto de una tragedia masivamente humana, según denuncia oficial. Las constructoras son emporios internacionales, admitir que engañaron o fallaron, significa perder prestigio mundial y perder contratos millonarios. Y qué camino estratégico tomaron, simple
Argumentar lucha de intereses políticos, del gobierno que salió y el que entró, de Ebrard y Miguel Ángel Mancera, respectivamente.
Las autoridades del SCTM los acusó de irresponsables. Mientras se anunció una investigación tecnológica minuciosa, para demostrar la mala obra. Se anunció un reparto de unos 500 millones de pesos a usuarios afectados. El pueblo lo paga con impuestos. Este caso no debe quedar en un escándalo sin castigo.
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