Enrique Peña Nieto no es un Presidente solitario. Tiene un equipo unido y responsable. Resulta que vive lo que define el refrán popular “le llueve sobre mojado”. Es un mandatario altamente agobiado. Abrumado. Arrancó con las tan pregonadas reformas estructurales. La de Telecomunicaciones y la Educativa. En un terreno de enormes intereses.
En telecomunicaciones significa modificar la vida de las televisoras, de satelitales, de radio. Todos millonarios. La educativa representó intervenir en cacicazgos magisteriales, en trincheras políticas. De Elba Esther y el SNTE. De la Coordinadora (CNTE) es una agrupación de anarquismo político. Han hecho de la capital del país, una trinchera, abandonaron las clases en Oaxaca, Michoacán, Chiapas, Morelos y otras entidades, ocultan que luchan contra el gobierno.
Envió Peña Nieto al Congreso las iniciativas hacendaria, financiera y la energética. Se debate sobre más impuestos. Los impuestos son rechazados, más lo son cuando se aplican a colegiaturas, refrescos, rentas. Hay debate y escándalos. De la energética se ha hecho un botín de lucha política. Y Cuauhtémoc Cárdenas encabeza la lucha contra la reforma de energéticos.
La economía es débil y desciende. Es un cuadro pesado. Y de repente surgen dos tormentas, Ingrid y Manuel. 29 estados anegados, algunos como Guerrero, con tragedias. Atender millones de afectados. Levantar el inventario para la reconstrucción. Es mucho y todo al mismo tiempo.
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