Ahora hablemos de futbol. Todos entienden ese deporte. Es simple. Dos equipos, uno de cada lado. El balón hay que meterlo en la portería del otro. Eso se llama gol. El encargado de parar el balón es el portero y debe lanzarlo al campo a un compañero para buscar anotar. Y la estrategia empieza por tener una buena defensa. Esta detendrá los ataques del contrario. Evitará que los delanteros tiren a gol, no golpeen al portero y no sea gol.
Igual que en la política. Hay estilo y tiene arte. Hay estrategia para defender y para atacar. En este juego se ubica el Presidente Enrique Peña Nieto. El portero es él. Es el que debe resguardar la portería, porque la portería es la Presidencia de México. Resulta que los contrarios atraviesan el campo y sin misericordia ametrallan la portería. El portero vuela, brinca. Los balonazos de los contrarios golpean y rebotan en el cuerpo del portero. Lo golean. No hay defensas buenos.
El portero no los ubica bien. Hasta a balón parado le anotan. Algunos ejemplos: El secuestro, desaparición y muerte de los normalistas fue obra sangrienta del gobierno de Iguala, de militancia de izquierda, del PRD. El municipio y el estado lo gobiernan políticos perredistas. Y hay marchas y plantones contra el Presidente Peña Nieto. Se apoderaron del balón. MVS rompe el contrato laboral con Carmen Aristegui. Y culpan al mandatario. El periódico español “El Mundo” publica un artículo bajo la presunción de que Gabino Fraga tiene dinero en un banco “producto de manejo sucio en la campaña electoral de Peña. Y lo difunden; nuevamente el Presidente es golpeado. Con todo le pegan. Sobre Derechos Humanos. Sobre tortura. No hay defensas.
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