Urbe 2010

Por: José Manuel López Castro, Luis E. Velasco Yépez

México sólo ha cumplido cuatro de los ochos Objetivos del Milenio (ODM), según la pasada sesión del Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud). Uno de esos objetivos tiene que ver con la alimentación, lo cual es verdad indiscutible. México, en los últimos años, incrementó su producción agropecuaria y registra cosechas en torno a los 200 millones de toneladas. Como resultado de estos avances, la alimentación de la población es mejor que en generaciones pasadas, sostiene la Secretaría de Agricultura (Sagarpa). Aún, en épocas críticas, como la actual, cuando grandes extensiones productoras de alimentos, como el sureste nacional y Veracruz sufren siniestros por ciclones y tormentas, el abasto está satisfecho, porque, en base a la economía globalizada, cuando se pierden cosechas en alguna región del orbe, entran las importaciones a subsanar ese problema. Ahora es común encontrar en el mercado nacional productos agropecuarios de otros países y el consumidor dispone de una extensa variedad de ellos en los anaqueles. Otra cosa, desde luego, es la capacidad de compra y, por supuesto, el desplazamientos de pequeños agricultores en el abasto de tales alimentos, pero esto viene en camino de solucionarse o, al menos, de angostarse la brecha, vía el Comercio Justo y la agricultura orgánica, programas que realiza México, aunque en forma incipiente.

En una plática con la gente del Centro Nacional de Prevención de Desastres, nos decían: Los fenómenos naturales no son responsables de todas las desgracias que pasan, ya bien sea por sismos, lluvias, huracanes, vientos, fríos y calores, entre otros, sino la gente imprudente e irresponsable que se asienta donde no debe. Es decir, en lugares no adecuados y que deben respetarse para que la naturaleza haga lo que tenga que hacer, según sus propias necesidades. Independientemente a la identificación de los responsables de sus propias desgracias que hace el CENAPRED, hay que agregar a otro culpable que no se esfuerza por parecer como la lacra. Ese otro sector responsable de la desgracia de millones de mexicanos son los políticos a los que se les puede identificar a través de los partidos políticos, en las cámaras de diputados, senadores, y como funcionarios en los tres niveles de gobierno, entre otros. También están los voraces e insaciables del sector de la vivienda, los que construyen y los que venden. Todos ellos culpables por medrar con las necesidades de los pobres y debieran pagar. Esta industria de la desgracia es bien administrada y aprovechada por los políticos, porque por ejemplo, el gobernador de Veracruz, ya pide ayuda por 50 mil millones de pesos, cifra en la que él valuó las daños causados por las lluvias, Karl y las inundaciones. Por su parte, el gobernante de Tabasco, es un poco más modesto, éste nada más pide el equivalente a 41 mil millones de pesos, en lo que contabilizó los desastres. Algunos ecologistas, piden que no se culpe al cambio climático de las desgracias ocasionadas por las lluvias; según ellos, esto no problema de Cambio Climático, sino uno cíclico que, siempre afectará a la gente que se asiente en lugares no adecuados, como ha pasado con los que se instaron en cuencas de los ríos en Monterrey, Piedras Negras y muchos otros sitios. Bueno, con decirle que en Puebla hay quienes ya habitan lo que fue la laguna de San Miguel Tecuitlapan y en la zona metropolitana del Valle de México, hay quienes viven dentro de una presa o en ríos secos en Xochimilco. Los culpables de estos son los políticos que administran la industria de la desgracia, como también administran la industria de la pobreza. Por esta razón, los Objetivos de Desarrollo del Milenio, siempre fracasarán en México, pues es una industria floreciente y harto beneficiosa para la clase política.

Para que el águila real, uno de los símbolos patrios no se extinga, las autoridades medioambientales del país mantienen desde octubre de 2008, el Programa Permanente para lograr la Conservación de la especie en peligro de extinción. Como es sabido, este tipo de águila es la de la imagen que se encuentra parada en el nopal devorando una serpiente, esto fue la señal para que el pueblo azteca se asentara en la ciénaga y la transformaran en la bellísima Tenochtitlán destruida por los baturros. De acuerdo con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, este organismo ha invertido hasta el momento, 3.2 millones de pesos en el citado programa y de paso, hace un llamado al Congreso de la Unión para que destine una partida especial para especies en peligro de extinción, incluida el águila real. De acuerdo con la CONANP, se cuentan en total con unos 117 nidos y 70 parejas reproductivas, en los estados de Zacatecas, Durango, Aguascalientes, San Luis Potosí, Coahuila, Chihuahua y Baja California.

La economía verde puede proporcionar a México entre 185 mil y 228 mil nuevos empleos en el 2015, todo está en que el gobierno quiera invertir en la generación de electricidad en forma limpia y sustentable, sobre todo si se toma en cuenta que el país tiene potencial para llegar a producir hasta el 95 por ciento del fluido que se consume, según especialistas de Greenpeace México que presentaron su proyecto Revolución Energética. Se explicó que no llevar a cabo ese proyecto, la demanda energética del país crecerá 169 por ciento, alcanzando los 12 mil 909 petajoules por año. Sin embargo, con la propuesta de Greenpeace y con medidas de conservación y eficiencia en el uso de energía, para 2050 sería sólo de 49 por ciento.