Por: Aarón Cortes Hernández*
“Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores”
Mateo 24: 7-8. Santa Biblia, versión RV 1960.
Amables lectores, estamos a unos cuantos días de que el telón de este drama que ha significado el año de 2010 caiga y de manera estrepitosa.
Deseamos para todos ustedes un venturoso porvenir y que alcancemos como pueblo y nación la más efectiva dicha y prosperidad.
Nos preguntamos sin embargo ¿Qué escribiremos mañana? ¿Cuáles serán las noticias? ¿Qué panorama describiremos en cuanto a un futuro que ya empezó? ¿Vendrán turistas? Nuestra tierra tan bella, nuestros innumerables sitios de recreo, nuestra gente tan hospitalaria y nuestro clima tan benigno, ¿será suficiente para atraer a nuestros visitantes? Hemos sabido que el gobierno de Texas recomienda no visitar México a causa de la violencia que vivimos. Ciertamente durante todo este año que aun no termina, se incrementó en todos los aspectos la nota roja, tan espectacular y catártica. Reconocemos la ardua labor de las autoridades, pero no dejamos de advertir los escasos resultados en esta lucha que se ve casi perdida. El ayer está tocando a nuestra puerta para presentarnos un futuro que se intuye difícil. Es entonces cuando los creyentes nos aferramos a la Palabra de Dios para encontrar en ella respuestas, pero sobre todo para encontrar fortaleza y fe. Las palabras que Jesucristo dirigió a sus discípulos cuando salía de Templo fueron con el propósito de mantenerlos en guardia y en vela ante las calamidades que se vendrían sobre ellos. Mas que satisfacer una curiosidad respecto al mañana o recurrir a agoreros o profetas de predicciones inciertas es muy importante que fortalezcamos nuestra fe en su Palabra que es la Biblia. No podemos ignorar que en el futuro vendrán grandes conmociones de carácter global, la paz es algo que cuando ocurre nadie la advierte porque es silenciosa y sin alardes, pero la guerra es ruidosa y aun las pequeñas poblaciones son perturbadas por su nefasta influencia, las poblaciones del norte de nuestro país han sufrido esta sonora mortandad, pero no ha habido tampoco rincón de la patria donde no se haya dejado sentir la violencia, la injusticia y la muerte. Los últimos sucesos nos aterran y sobresaltan. Pero esto no es motivo de preocupación para los verdaderos creyentes ¿es posible que se reciban noticias alarmantes sin inquietarse? Sí, mañana se escribirán en los diarios y se publicarán en las revistas muchas notas de terror, los noticieros se llenaran de narraciones con un alto contenido de dolor, pero sí es posible para los creyentes estar en paz, todo depende en dónde está depositada nuestra fe y nuestra seguridad. Si nuestra fe está depositada en las manos de un Dios vivo, cruzaremos no solo el año venidero, sino todos aquellos que el Señor nos permita en esta tierra.
Los discípulos eran hombres de poca fe, iban cruzando el mar y de pronto se vino la tormenta y su Maestro dormía en el cabezal de la barca, a pesar de eso tuvieron miedo ¿Cómo tener miedo si Cristo esta en la barca? Esta es una invitación, pero es usted amable lector, quien debe hacerla. Invite a Cristo a su barca y su seguridad quedará firme, aun y cuando su barquilla atraviese un año tempestuoso usted no estará a merced de las olas del mar furioso, usted estará al lado del que dijo a la mar calla y a la tempestad enmudece.
*Pastor general de la Iglesia Cristiana
Interdenominacional, A.R. ser@iciar.gob
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