Además, en la temporada de lluvias el mar recibe toda el agua que escurre de las tierras cercanas (que le dan ese color achocolatado), la cual pudo haber disuelto o arrastrado basura o químicos como los fertilizantes. Se ha estimado que las actividades terrestres son responsables de alrededor de 70% de la contaminación presente en los mares.
En nuestro país –como en muchos otros- se tenía la idea de que una de las cualidades de los mares era la de ser el reservorio “seguro” para arrojar nuestros desechos ya que la concentración de contaminantes se diluiría hasta niveles inofensivos. Esta idea no estaba del todo infundada ya que efectivamente los cuerpos de agua tienen una gran capacidad para degradar y mineralizar gran cantidad de los contaminantes que se vierten en ellos. Sin embargo, los microorganismos que realizan la degradación no son unos superhéroes que todo degrada y requieren de tiempo para procesar los desechos que si pueden degradar. Si la descarga de contaminantes rebasa los tiempos de degradación, se da un fenómeno de acumulación de contaminantes que incluso pueden alcanzar niveles tóxicos para los mismos organismos degradadores.
Fuente: Semarnat. ¿Y el medio ambiente? Problemas en México y el mundo. Semarnat. México. 2008
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