Sustentabilidad

Ambición política y económica motivo del desmonte de manglares en Tajamar

El desmonte de manglares en Tajamar, Quintana Roo, obedece más a la ambición política y económica que a deficiencias del marco legal diseñado para proteger un ecosistema esencial, pues promueve tanto la biodiversidad como la sustentabilidad de la industria pesquera, expuso Javier Aldeco Ramírez, profesor-investigador del Departamento de El hombre y su Ambiente de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El especialista, quien cultiva como línea de investigación la estructura y el ordenamiento de los sistemas acuáticos, señaló que el manglar se encuentra protegido en diversas legislaciones.

Sin embargo, apuntó que “los factores que están surgiendo desde hace tiempo para que ocurra este tipo de catástrofes no son más que la ambición política y económica y el poco apego de los funcionarios responsables de proteger los ecosistemas y aplicar la ley”.

Comentó que el costo es grave desde la perspectiva de que sitios ambientalmente protegidos han sido devastados en la búsqueda de mejores ingresos económicos a partir del turismo.

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No obstante, los ingresos para México por servicios hoteleros son muy pequeños, comparados con la riqueza que se quita a la región debido a que esas utilidades se van al extranjero.

En términos de biodiversidad y del sistema ecológico la cantidad de especies que habita estos sitios finalmente permite amortiguar el embate de la actividad humana y a través del intercambio mareal, el crecimiento de fitoplancton, la alimentación de larvas, todo el material que desecha la humanidad en aguas negras, detergentes, entre otros, que no sean compuestos químicos complejos, la naturaleza los maneja hasta cierto límite y todo eso se transforma en flora y fauna que habitan la zona de manglar.

Tajamar no es un espacio muy grande, pero no por eso deja de ser importante. La cantidad de lagunas costeras en Quintana Roo no es mucha, pues se trata de manchones pequeños que sirven de resguardo para las especies que posteriormente van a salir al mar costero.

El agua que baña la costa es muy pobre –oligotrófico en términos biológicos y oceanográficos– en cuanto a nutrientes y capacidad para sostener vida. Sin embargo, el intercambio que hace la marea con esas lagunas costeras enriquece la zona, beneficiando la pesca y las playas del área.

Aldeco Ramírez explicó que el manglar está protegido desde hace mucho tiempo y aunque hubo problemas con la legislación porque en alguna época se permitió quitarlo y ponerlo en otro sitio, esto cambió hasta quedar resguardado por varias leyes.

Detalló que “el punto aquí no es la legislación vigente, ya que las leyes están bien hechas; el problema es la falta de un Estado que proteja, salvaguarde y haga que se cumpla el marco legal en cuanto a salvaguarda de esos sitios”.

Respecto de la posible recuperación de la zona de Tajamar dijo que en ecología hay dos máximas: dejar en paz la zona y cuidar que se recupere por sí misma, invirtiendo un poco de recursos para restablecer los servicios ambientales que brinda. “Poco se sabe de ellos, pero es mucha la riqueza que da a toda la región”, enfatizó.

Hay mucho por hacer para propiciar la recuperación, por ejemplo, que las autoridades entiendan la gravedad de que se destruyan esos ecosistemas. La situación en Tajamar “no es culpa de los desarrolladores, sino del Estado por permitir que se diera”.

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