Siendo el tema de la movilidad en la Ciudad de México, un aspecto esencial en el desarrollo urbanístico de la capital, es que debe tener un estudio de gran importancia, por ello, se crear un aspecto de conciencia pública para trabajar en él para mejorarlo y esto requiere de que instituciones de educación superior como la Universidad Autónoma metropolitana (UAM) “retomen su papel protagónico” mediante el planteamiento de propuestas encaminadas a mejorar el transporte metropolitano, aseguró Bernardo Navarro Benítez, profesor-investigador del Departamento de Teoría y Análisis.
El también coordinador del Grupo Movilidad y Transporte Urbano anunció el próximo lanzamiento del Observatorio de Transporte y Movilidad Metropolitana, iniciativa que impulsan conjuntamente la UAM y el Centro Mario Molina, que se ha caracterizado por buscar soluciones prácticas a problemas relacionados con la protección del medio ambiente, el uso de la energía y la prevención del cambio climático.
En comunicado de prensa se señaló que alrededor del tema de la movilidad y el transporte hay muchos intereses y por ello “se necesita el equilibrio, el dato objetivo, la información sistemática, la transparencia y la libertad de acceso a la información” que caracteriza a la academia.
Tras señalar que en el proceso de creación del observatorio “ya estamos muy avanzados”, apuntó que hasta hoy se cuenta con 10 mil 894 documentos sin contar libros, que hablan sobre el transporte metropolitano y que ya están en una base de datos.
Además se tienen 209 revistas, 33 tesis, 171 artículos, 137 documentos referidos a seminarios nacionales e investigaciones, 72 documentos especializados de manuales y reglamentos, 107 CDs y 285 libros especializados, lo que “probablemente representa el mayor acervo accesible existente en México sobre el tema”.
Entre los alcances que desea cubrir el Observatorio de Transporte y Movilidad Metropolitana está el de poner a consulta numeralias relacionadas con el transporte y la movilidad, no sólo de la zona metropolitana del valle de México, sino de todas las metrópolis del país, además de reforzar y generar indicadores de uso para la población estudiantil, profesional e institucional.
Otro de los objetivos importantes es la construcción de una red editorial, para la publicación vía electrónica de un boletín encaminado a presentar todo lo que se relacione con la movilidad y el transporte, en donde especialistas, estudiosos y profesionistas encuentren un espacio para poder difundir sus investigaciones y abrirlas a la consulta del público en general.
En un balance sobre el desarrollo del sistema de transporte en la Ciudad de México durante las últimas décadas, el especialista en temas de movilidad metropolitana expuso que todavía en los años 80, la ciudad de México y las entidades federativas tenían transporte municipal, como el de la Ruta 100, en el caso del Distrito Federal, lo que propiciaba una fuerte participación en la provisión de los servicios de transporte de los capitalinos.
Ese importante esfuerzo público demandaba recursos humanos, estudios específicos por parte de las universidades e “inteligencia pública” para poder tomar decisiones respecto al transporte. “Se avanzó mucho”. Se contaba con una amplia red troncal del Metro, pues se construían alrededor de 10 kilómetros por año, y una red de trolebuses en carriles exclusivos, lo que se complementaba con una red ortogonal que abarcaba el resto de la ciudad.
En la gestión de Marcelo Ebrard, sostuvo, hubo un esfuerzo muy grande en materia de transporte público y de conectividad “a tal grado que de los 200 kilómetros que recibe, hechos en 40 años, se entregan 386 kilómetros de nuevas alternativas de transporte de alta capacidad y calidad”, respecto a los que existían basados en microbuses, combis y autobuses chatarra.
Recientemente la UAM contribuyó, mediante la publicación de un libro sobre los taxis que circulan en la Ciudad, a la política desplegada por el ex jefe de gobierno, no sólo para sustituir 90 mil taxis, sino sobre todo para regular el servicio, “que fue una política muy compleja para el gobierno, pero que ciertamente (se basó en una investigación que) salió de la academia”, en la que también participó el Centro Mario Molina y fue auspiciada por el Tecnológico de Massachusetts y la Comisión Ambiental Metropolitana.
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