En México existe una amplia diversidad de plantas y árboles que cuentan con propiedades que van más allá de los beneficios ambientales, también ofrecen beneficios a la salud humana, especialmente en cuanto a usos medicinales, por ejemplo, la manzanilla se caracteriza por su poder para aliviar problemas estomacales, o bien, el cuachalate se relaciona con efectos favorables para tratar la gastritis.
A pesar de la popularidad y conocimientos tradicionales que envuelven a muchas plantas, existen otras especies que aún resultan poco conocidas para la población mexicana. Un caso específico es el árbol ramón, cuyo nombre científico es Brosimum alicastrum y su potencial ecológico es catalogado por expertos como una alternativa alimentaria.
Este árbol crece en las costas del Golfo de México y del Océano Pacífico. Su nombre, de acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), proviene del verbo “ramonear”, una palabra se utiliza comúnmente en el sector ganadero, ya que los frutos y semillas del Brosimum alicastrum, suelen ser ingeridas por animales domésticos como las vacas.
CONABIO firma que las semillas del árbol ramón, poseen una gran cantidad de nutrientes para los seres humanos, ya que cuentan con fibra, aminoácidos, calcio, ácido fólico, potasio, vitaminas y tritófano. Es por ello, que a finales del año pasado el colaborador del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), Alfonso Larqué Saavedra, presentó una estrategia para apoyar al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
De acuerdo con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), el proyecto de Larqué Saavedra puntualiza en la capacidad del espécimen forestal para producir grandes cantidad de semilla al año, aproximadamente 145 kilos por árbol, cantidad bastante grande en comparación con otras especies.
Además, el árbol ramón tiene la capacidad de adaptarse a fuertes cambios climáticos, como sequías e inundaciones, por ello, la CONABIO informa que algunos adultos mayores de las comunidades donde crece esta especie, aseguran que han sobrevivido al hambre alimentándose de dichas semillas frente a un desastre natural.
Si esto no fuera poco, el Brosimum alicastrum ayuda a proteger los cuerpos de agua, el suelo y la biodiversidad del lugar donde se ubique, inclusive, de acuerdo con la CONABIO, otros de sus beneficiados entorno a la alimentación son guacamayas, monos aulladores y cuatíes.
El proyecto de Larqué Saavedra aún se encuentra en proceso e involucra el desarrollo de harinas y cereales tanto para humanos como para animales. Sin embargo, es fundamental la divulgación de las propiedades de este árbol, ya que la CONABIO informa que el árbol ha empezado a desaparecer en algunas zonas, debido a la falta de información sobre sus bondades entre personas que cortan leña u ocupan su hábitat para sembrar maíz. Por lo cual, participar en su divulgación es clave para aprovechar esta especie forestal.
Fuentes: CONABIO y CONACYT.
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