El cambio climático que afecta al mundo está ocurriendo a una velocidad muchísimo más rápida de lo que antes se pensaba, haciendo imperativo que los gobiernos actúen ahora para revertir el daño que se le ha hecho al planeta, afirma el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA, en las evaluaciones regionales sobre el estado del ambiente global que se publicó en Kenia, África.
Dicho estudio “Perspectivas del Medio Ambiente Mundial (GEO-6): Evaluaciones Regionales”, se compone de seis informes separados que proveen un estudio altamente detallado de los problemas ambientales que afectan cada una de las seis regiones en el mundo: la región Paneuropea, América del Norte, Asia y el Pacífico, Asia Occidental, América Latina y el Caribe, y África.
Se detalla que los problemas en casi todas las regiones, son el crecimiento de la población, la rápida urbanización, el aumento en el nivel de consumo, la desertificación, la degradación de la tierra y el cambio climático se han combinado para hacer que los países sufran una escasez de agua más severa. Estas preocupantes tendencias también están haciendo cada vez más difícil que el mundo se alimente, advierten los informes, que involucraron 1.203 científicos, cientos de instituciones científicas y más de 160 gobiernos.
Al respecto, el Director Ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner, afirmó que “hoy en día, gracias a este informe, sabemos mucho más acerca del estado del ambiente en el mundo de lo que sabíamos antes. Con estas evaluaciones, el PNUMA ha presentado al mundo la última evidencia sobre el estado del ambiente en el mundo, dándoles las herramientas que necesitan para anticiparse y evitar el daño que se le está haciendo a nuestro planeta”.
Añadió que «si las tendencias actuales continúan y el mundo no hace valer soluciones que mejoren los patrones actuales de producción y consumo, y si no utilizamos los recursos actuales de forma sostenible, entonces el estado del ambiente en el mundo continuará declinando. Es esencial que comprendamos la velocidad del cambio ambiental sobre nosotros y que comencemos a trabajar con la naturaleza en vez de contra ella para abordar una gran variedad de amenazas ambientales frente a nosotros”.
Las evaluaciones, que se basan en datos científicos y literatura revisada por otros científicos, encuentra que aún hay tiempo para abordar muchos de los peores impactos del cambio ambiental, tales como el daño a los ecosistemas marinos y un aumento en el nivel de la contaminación ambiental, que se ha convertido en uno de los riesgos a la salud ambientales con mayor alcance.
En el caso de América Latina y el Caribe, se señala que es una región biológicamente rica con complejos contrastes políticos, sociales y naturales. Sin embargo, las economías comparten una fuerte dependencia en productos primarios y recursos naturales, que son responsables de alrededor de 50 por ciento de todos los productos de exportación.
Las áreas urbanas continúan creciendo junto con las poblaciones, unido con un mayor consumo en la clase media. Esto ha llevado a una situación en la que la calidad del aire en las ciudades ha bajado, las emisiones crecen y el agua y otros recursos naturales están bajo presión. El futuro de las economías en la región depende en gran medida del capital natural de la región, mitigando y adaptándose al cambio climático, y desvinculando el crecimiento económico del consumo de recursos.
En materia de la calidad del aire, se señala que las emisiones del gas de efecto invernadero están creciendo en América Latina como resultado de la urbanización, el crecimiento económico, el consumo energético y los cambios en el uso de la tierra, así como otros factores. Estos cambios generan una degradación en la calidad del aire, tanto interno como externo.
La mayoría de las ciudades en la región para las cuales hay datos disponibles tienen concentraciones de materia particulada (MP) sobre las directrices de la Organización Mundial de la Salud, OMS. Monterrey en México, por ejemplo, tiene concentraciones medidas de MP2.5 de 85,9, muy sobre el límite recomendado de la OMS de 20. Sin embargo, la región ha hecho progreso en la reducción de sustancias que afectan a la capa de ozono y la eliminación del plomo en la gasolina.
En América Latina un estimado de 100 millones de personas viven en áreas susceptibles a la contaminación del aire, en su mayoría en áreas densamente pobladas en la ciudad. En 2012, un total de 138.000 muertes en las Américas (renta baja y media) fueron atribuidas a la contaminación del aire en el ambiente y a la contaminación del aire doméstico.
Además que en América Latina y el Caribe la pérdida y degradación del hábitat continúan siendo uno de los mayores retos en la región. La deforestación en el Amazonas y en otros ecosistemas forestales, menos tierras de pastizales y biomas montañosos frágiles son ejemplos de estos procesos de degradación. A su vez, la degradación del hábitat baja los servicios en el ecosistema, sus funciones y biodiversidad, amenazando el desarrollo y el bienestar humano.
Se detalló que del 2001 al 2013, un 17 por ciento de nuevas tierras arables y un 57 por ciento de nuevos pastizales en la región fueron establecidos en áreas forestales deforestadas para este propósito. Para el 2012, la región tenía un estimado de 1,01 millones de kilómetros cuadrados dedicados a la agricultura y 3,59 millones a pastizales. La amplia degradación de los ecosistemas terrestres en la región es en su mayoría el resultado de una insostenible gestión de la tierra.
RECOMENDACIONES GENERALES PARA LA REGIÓN
Los gobiernos necesitarán encontrar soluciones innovadoras para permitir la desvinculación del crecimiento económico con el consumo de recursos.
Reducir la dependencia de combustibles fósiles, y la diversificación de las fuentes energéticas será importante para la región. Un área adonde este tipo de pensamiento será crítica es en el contexto de la urbanización.
Los gobiernos necesitan invertir en una resistencia basada en el ecosistema para poder reducir la vulnerabilidad y aumentar la adaptación.
Una mayor inversión en investigación, y la creación de la capacidad necesaria para recolectar y aplicar datos para fortalecer la interfaz ciencia-política, deberá ser una prioridad para la región.
Una coordinación intergubernamental más fuerte y enfocada a nivel regional y subregional mejorará los temas de gobernabilidad que son de prioridad regional.
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