Por: Ricardo Chávez,
Colaborador invitado
Maíces criollos, herencia mesoamericana (Maíces criollos vs maíces OGM)
Segunda y última parte
Para evitar el impacto de contaminación genética de los maíces de dudoso origen genético o transgénico, conocidos como organismos genéticamente modificados (OGM), sobre las floraciones de los criollos e híbridos se deben establecer diferencias en las fechas de siembra por intervalos de diez a 15 días unas de otras para evitar la contaminación en la temporada de floración por la dispersión de polen a través del aire del maíz transgénico, afectando al material genético de los maíces criollos naturales e híbridos.
Para garantizar la estructura genética de las variedades criollas o nativas, los maiceros deben producir sus propias semillas que garanticen sus siembras y no perder el historial genético de estas variedades. Para ello, deben seleccionar una parte de la siembra y escoger tres surcos intercalados. A los primeros tres se les cortan las espigas (género masculino) antes de que al elote o muñeca le salgan los pelitos güeros, que son el estilo y género femenino, y a los siguientes tres surcos se les dejan y así sucesivamente hasta terminar con los surcos que se eligieron como lote para producir la semilla.
Después, cuando el maíz ya está listo para cosecharlo, se cortan las mazorcas femeninas de los surcos de maíz que se les quitaron las espigas y se ponen a secar, se les quitan las espatas u hojas de tamal, se aportan cinco mazorcas portadoras de los granos de maíz que se utilizarán para semilla y, ya bien oreadas, se seleccionan los más representativos de la variedad, por su vigor, tamaño y color. Se les cortan las puntas y base, tomándose la parte media de la mazorca que se desgrana para seleccionarse como maíz para semilla, las cuales se guardan en su lugar donde se vayan secando.
Días después se almacenan en sacos en un lugar seguro. Además, se pueden tomar muestras más pequeñas de granos de maíz para guardarse en frascos como germoplasma que contiene el historial genético de las características que los hacen únicos; de no hacerlo, se perderán para siempre ejemplares de maíces que aclimatadas a los climas de la variante geográfica mexicana y que resuelven problemas de producción para el autoconsumo y mercado local. Así, poco a poco, se conservan las características genéticas de cada variedad de semillas de maíces criollos hasta formar cada producto en banco de germoplasma que puede usarse cuando lo requieran las necesidades de cada productor o productores regionales. Ante tales efectos posibles de contaminación que generen los cultivos de OGM para mayor seguridad de conservar el material genético de cada variedad de nativos, es importante que cada maicero produzca, cuide y mejore sus cultivos de variedad criolla, produciendo y conservando su propia semilla. Como quien dice: Sin maíz no hay país.
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