Ahora más que nunca, la posibilidad de que la ciudad de México sufra una gran inundación a causa de intensas precipitaciones y generación de muchas aguas negras combinado con la falta de capacidad del sistema de drenaje para desalojarlas, se hace presente una vez más, sobre todo porque la vieja urbe no está preparada ni renovada, por lo tanto, ya le resultan desastrosas las lluvias de 50 milímetros.
De acuerdo con el Instituto de Ingeniería de la UNAM, una lluvia de 50 milímetros en la ciudad de México tendría consecuencias catastróficas, así es la clasificación. La del pasado 23 de junio fue de 70 milímetros, dijo el jefe de Gobierno del Distrito Federal (GDF), Miguel Ángel Mancera Espinosa.
En este inicio de temporada de lluvias, nuestra ciudad es azotada constantemente por prolongadas precipitaciones que causan graves problemas a la ciudadanía. Y si esa noche cuando se tuvo una precipitación de 70 milímetros de precipitación no hubo mayores problemas se debió a que a esa hora, el grueso de la población está durmiendo, indicó el gobernante.
Ahora, «me acabo de enterar de que en caso de que llegue El Niño, el país sería azotado por intensas y prolongadas lluvias y, desde luego, que estas alcanzarían a la ciudad de México», dijo.
Así que imagínense lo que podría pasar con ese fenómeno hidrometeorológico, sobre todo, si se combina la época de mayor lluvia con El Niño, fenómeno que puede llevarnos a lluvias absolutamente inusuales.
El temor del gobernante capitalino debe tomarse muy en serio, pues al final de cuenta, debe pensarse que esa preocupación llevó a las autoridades locales, del Estado de México y federales, representadas por la Comisión Nacional del Agua, a firmar el convenio para instalar la Comisión Metropolitana de Drenaje, mecanismo que les permitirá coordinarse para impulsar acciones y protocolos de operación para reaccionar de manera conjunta ante fenómenos hidrometeorológicos que afectan al Valle de México.
Lo anterior significa literalmente: «Almacenar el agua donde tenemos capacidad de almacenamiento y, además, poder darles celeridad a la salida de agua por la tubería tanto federal como del Distrito Federal y el Estado de México, que se tiene en los lugares donde la lluvia se está registrando». El Protocolo se activa cuando tenemos una lluvia promedio, afirma David Korenfeld, director general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Esto quiere decir que podemos tener regiones de la Zona Metropolitana más cargadas que otras. El sistema del poniente funciona con su autonomía y cuando se satura, se tiene que trasladar al oriente.
CIUDADANOS COCHINOS
Por su parte, Fernando González Cáñez, director general del Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México, indica que todos los días, más de mil trabajadores se dedican a conservar drenajes, ya bien desazolvando, reparando socavones, sacando basura, troncos, autos, colchones y animales, entre otras muchas cosas del mismo para su buen funcionamiento.
Por otra parte, hay que señalar que los habitantes de la región son tan cochinos que cada semana es menester retirar de las 19 presas de contención, más de 100 toneladas de basura que la gente echa ahí directamente.
Sobre el tema de la basura, Mancera Espinosa aseveró que 30 por ciento de la basura que se genera es echada a las calles, lo que se convierte en 40 por ciento de las razón de los tapones que se generan y, obviamente, de lo que nos desborda los sistemas de drenaje.
DAÑOS
Durante el presente año, la capital mexicana y municipios mexiquenses son dañados por vendales y trombas, lo que ha derribado anuncios espectaculares y árboles, algún os de cuales han aplastado autos. Asimismo, han volado techos de gasolinerías y mercados públicos que evidentemente necesitan mantenimiento.
Asimismo, el efecto las lluvias es evidente en todas las calles, toda vez que en promedio, según especialistas, afecta al 30 por ciento del mismo. Esa es la razón por la que se incrementan los grandes baches.
Las vialidades de la ciudad también son afectadas por las constantes, intensas y prolongadas lluvias, pues no solamente se encharcan, sino que se inundan. Cuando el nivel del agua llega o rebasa los 70 centímetros, no es encharcamiento, sino inundación.
Muestras clara de las inundaciones se tienen en diversas calles de las 16 delegaciones políticas de la ciudad de México, pero especial en todas las zonas de paso a desnivel. Ahí se ahoga la calle porque los valientes pretenden cruzar y el carro se ahoga y como consecuencia, se hacen grandes congestionamientos vehiculares, sobre todo porque el cuerpo de bomberos y Tormenta, así como sus equipos son insuficientes para atender inundaciones de la magnitud que se tienen en la ciudad.
Asimismo, se anegan las grandes avenidas, el Circuito Interior y Periférico. Debido a lo anterior, en días pasados, fue necesario abrir las carreteras urbanas (segundos pisos de peaje) de forma gratuita para millares y millares de automovilistas pudieran movilizarse y llegaran a sus respectivos desatinos.
Las lluvias también afectan mucho el transporte público de pasajeros, pues por lo general ocasiona que las personas lleguen dos o tres horas más tarde a sus destinos.
Mención especial merece el METRO (Sistema de Transporte Colectivo) dado que su infraestructura es vieja, sin mantenimiento y en algunos casos mal hechos, por lo que en algunas estaciones se filtra el agua, se registran goteras y también se llegan a tener literalmente cascadas.
Esas filtraciones de agua de agua están sobre la zona de vías, la cosa se soluciona rápido y en forma sencilla, se clava un pedazo de lámina metálica, lo que obviamente no arregla el problema.
Los últimos aguaceros perjudicaron más a los municipios mexiquenses de Chalco e Ixtapaluca, donde más de 2,000 viviendas resultaron inundadas y consecuentemente se les hechó a perder muebles y electrodomésticos, por lo que claman ayuda económica para adquirir nuevamente lo que han perdido.
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