El problema es que cuando aumentan los niveles de exposición, como consecuencia del adelgazamiento de la capa de ozono, se pueden producir efectos perjudiciales para la salud humana, los animales, las plantas, los microorganismos y algunos productos como los plásticos y los materiales de construcción. En los seres humanos, y, en general, en los animales, la exposición prolongada a la radiación UV-B puede provocar daños en los ojos como cataratas, así como el debilitamiento del sistema inmunológico e incluso, cáncer de piel. Esta radiación tienen también efectos adversos en las plantas, destacando afectaciones en su crecimiento y fotosíntesis. También puede haber alteraciones en los organismos jóvenes de especies de peces, camarones, cangrejos y anfibios, así como en el fitoplancton, que al ser la base de la cadena alimenticia marina, puede provocar importantes alteraciones en los ecosistemas marinos.
Fuente: Semarnat. ¿Y el medio ambiente? Problemas en México y el mundo. Semarnat. México. 2008
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