Especialistas en energías renovables manifestaron sus dudas sobre el impuesto verde al carbono, incluido en la reforma hacendaria, que redundaría en cambios sociales, ya que por las malas experiencias y costumbre política nacional se percibe que no se utilice adecuadamente y el dinero tenga otros destinos.
Adrián Vázquez, analista senior del Comité de Estudios del Sector Privado (Céspedes), dijo que tener un impuesto al carbono es bueno, pero no existe un marco o situación nacional adecuada para que entre en funcionamiento y no se caiga en el “síndrome de la tenencia vehicular”, ya que se piensa que en el futuro se edificará infraestructura para el beneficio ambiental y, al final, nunca se concretan.
Calificó al impuesto verde sólo como un fin recaudatorio, no ambiental, y que el tema central es que no existe transparencia en lo que el gobierno quiere hacer con ese recurso “decir que quiere un impuesto verde que permita la transición energética me parece buena idea, pero no dice cómo”.
Ejemplificó que la Federación tiene metas aumentar la energía renovable en 35% al 2024, pero por otro lado, con la situación actual de impuestos y desincentivos a renovables, se indica que decrecerá del 19% en 2012 al 16% al 2020. No percibe en dónde está la transición con este impuesto. “En tus planes me dices que no es efectivo, pero no me dices que requieren recursos en otros temas, entonces no le llames verde a lo que no es verde”, dijo.
Añadió que existen muchos aspectos en los que no se compromete el gobierno como disminuir la compra de autos nuevos, y crece el consumo de gasolina por la entrada de autos chocolate; aquí cabría preguntar porqué no frenar esta situación y las pérdidas del 16% de la energía generada en el país. Además, para 2014 hay presupuestados 44 mil millones de pesos en subsidio a gasolinas, lo doble de lo que recaudaría por el “impuesto verde de carbono”.
Los especialistas creen que el impuesto al carbono, planteado por el gobierno está desproporcionado al implantar un costo cinco veces mayor al estándar mundial por tonelada de carbono y que la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat) no explica el porqué.
En entrevista con Mi Ambiente, comentó que “este impuesto al carbono no es congruente con lo que se espera de un real gravamen a las emisiones, ya que no está bien definido, sino que es puro nombre, no lleva lo ambiental en sus entrañas; es sólo recaudatorio con nombre bonito”.
Enfatizó que “no vemos que la idea de este impuesto vaya ligada al impulso de estrategias que reduzcan las emisiones de CO2 en México, no se aprecia que con esta medida se apoyen las medidas de la Estratega Nacional de Cambio Climático, las cuales no están transparentadas para saber si estos recursos van a aplicarse en esos programas”.
Asimismo, Carlos Muñoz, coordinador de Investigaciones del Centro “Mario Molina”, recalcó que en México se tiene la fama de mala administración y al tener un régimen fiscal con huecos hace que la nueva legislación sólo respete lo que ha dado resultados, pero debe analizarse la reforma que promueve quitarle subsidios al impulso de energías renovables.
“Si se invierte en transporte y se mejora el servicio en un 10%, aumenta un 10% las personas que lo utilizan, pero este rubro tiene oligopolios, intervención federal, estatal, etc., necesidad de reglas y evidencias de en qué se gasta y qué resultados se tendrían”.
Sin embargo, sobre si se es o no impuesto verde, comentó a Mi Ambiente que este impuesto al carbono invita al uso de energía renovable, ya que al ser combustibles más caros se cuidará mejor su uso; por ende, se controlarán sus emisiones y el fomento a tecnologías ahorradoras de energía.
Durante el seminario “La transición energética a la luz de las reformas hacendaria y energética” en la Facultad Latinoamérica de Ciencias Sociales (FLACSO), Daniel Chacón, especialista del Climate Works, comentó que para contar con un entorno más sano se requiere dejar ya de lado los reglamentos voluntarios de cumplimiento de normas ambientales, los cuales abundan en México, sino que ya deben ser reglas concisas, obligatorias y con derechos que se reflejen en la salud de la población.
Puso el caso que la cuenca del Valle de México ya no puede por naturaleza propia limpiar su aire y ya no soporta más carga vehicular, pese a
tener nuevos sistemas de combustión (que sólo tienen eficiencia del 33%), y suman 5 millones en la Zona Metropolitana del Valle de México
“Una reforma energética requiere tener equilibrios sociales, ambientales, energéticos y económico. El petróleo no sólo es para quemarse, sino también para atención a la salud y freno a la contaminación. Así como impuestos que beneficien como el aplicado en Europa con altos costos de los combustibles (impuesto al carbono) que hace que la gente opte por autos pequeños y se fomente el transporte público”, dijo.
NO HAY VOLUNTAD POLÍTICA PARA RENOVABLES: GREENPEACE
Beatriz Olivera, coordinadora de la campaña de Energía y Cambio Climático de Greenpeace, señaló que la transición energética es vital para la adaptación y mitigación del Cambio Climático que redunda en daños sociales, humanos y económicos.
La generación y uso de energía representa el 61% de las emisiones de dióxido de carbono en México; por ello, explicó que la Secretaría de Energía y CFE deben dejar de apostarle al carbón como principal combustible del país.
Enfatizó que la reforma energética no mostrará ningún avance mientras sólo le apueste al petróleo y no ayude al cumplimiento de los objetivos de la estrategia nacional de Cambio Climático, la cual requiere inversiones unos 178 mil millones de dólares para alcanzar las reducciones del 50% de las emisiones al 2050.
Lamentó que no se tenga la voluntad política para alcanzar el 30% de energía a base de renovables al 2020. Otro ejemplo del atraso gubernamental de fomento a los sectores renovables que el Fondo de Transición Energética, creado en 2008, tenía una bolsa de 3 mil millones de pesos en este 2013, la Federación lo redujo a sólo 300 millones de pesos.
En entrevista con Mi Ambiente, expreso que será en las leyes secundarias de la reforma hacendaria en donde se sabrá que tanto si es un impuesto verde ya se está vendiendo como verde. “Este impuesto no ayudará en nada y sólo será recaudatoria de no actuar de fondo, pero nos parece positivo el que se haya presentado, ahora debe analizarse la depreciación acelerada y sus modificaciones que no ayudan a las energías y tecnología renovable y es ahí donde se debe discutir.
ETIQUETAR IMPUESTO AL CARBONO PARA EVITAR SUSPICACIAS
Por su parte, en entrevista con Mi Ambiente, Isabel Studer, directora del Instituto Global para la Sostenibilidad del ITESM Ciudad de México, comentó que hace falta que el gobierno participe de forma más activa en impulso a renovables y que se incentive inversión privada; además que se etiquete dicho impuesto al carbono para que no se utilice sólo de forma recaudatoria.
Se estima que este impuesto podría tener una recaudación estimada en 21 mil millones de pesos; cuando el subsidio a los combustibles fósiles es de 172 mil millones de pesos, situación que provoca que los empresarios pidan modificación a dicho gravamen verde.
La catedrática en su participación en The Green Expo, señaló que las discusiones a nuevos impuestos deben partir del gigantesco gasto que representa el agotamiento de los recursos naturales y que suman el 11% del PIB global, y de que el valor de servicios ambientales no recuperables se cataloga del orden de 2 billones de dólares.
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