Boyan Slat, ingeniero holandés creo un dispositivo mecanimo (un barco postmoderno) que puede limpiar los mares de plástico, proyecto que fue bautizado como The Ocean Cleanup que tiene capacidad de recoger 7.250 millones de toneladas de residuos en solo 5 años.
The Ocean Cleanup, es un dispositivo, que de momento es tan solo un prototipo, y prevé recoger la basura del mar y reducir la contaminación de plástico con ayuda de sus enormes brazos; la basura captada por sus “alas” pasa a la plataforma de procesamiento, lo cual deviene de un concepto simple de embudo gigante.
El ángulo de los brazos hace que el plástico flote hacia la plataforma, donde se separa del plancton y se almacena para su reciclaje. Su creador indica que se busca hacer hincapié en la importancia del reciclaje y reducir el consumo de envases de plástico, que causan un sinfín de daños globales a la biodiversidad oceánica y que provoca millones de muertes de especímenes marinas que padecen desde ser atrapadas en las islas de plásticos que aparecen en los mares del mundo o hasta llegan a consumir estos productos que tardan cientos de años en biodegradarse.
Este joven emprendedor, abundó que “la ingeniosa solución de Slat podría salvar anualmente a cientos de miles de animales acuáticos así como permitir una reducción de contaminantes en los mares”.
Sin embargo, este ingeniero europeo admite que el proyecto tiene que ser perfeccionado ya que hay algunos obstáculos para su realización completa ya que “uno de los problemas consiste en que no hay fotos de los lugares más ensuciados y así es complicado porque los elementos plásticos están esparcidos a través de millones de kilómetros cuadrados”, dice Boyan.
Los ecologistas de varios países aseguran que gran parte de la producción mundial de plásticos, que no deja de aumentar, y acaba finalmente en los océanos amenazando a todos los seres vivos.
Cabe mencionar que las micropartículas, es decir las piezas de plástico disueltas y que pueden acumularse en los organismos vivos, son particularmente peligrosas. Estas son absorbidas por el tracto gastrointestinal de los animales y también por el organismo humano provocando graves daños de intoxicación y en las especies marinas la muerte.
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