Se dio a conocer que dos alumnos de la Facultad de Ingeniería (FI) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) crearon un prototipo de la primera máquina mexicana que recicla poliestireno expandido también conocido como unicel, uno de los materiales plásticos más utilizados para elaborar vasos, platos y charolas desechables, así como empaques de productos.
El prototipo REPS-01 (que significa Reciclaje de EPS prototipo 01) es una tecnología nacional que convierte de manera eficiente cualquier presentación del material, previamente usado, en pequeñas esferas reutilizables en la fabricación de reglas, plumas o marcos.
La máquina representó un reto para sus creadores porque no había antecedentes de una herramienta para reciclar el material, e incluso el diseño de una de las piezas, llamada husillo, requirió más de seis meses de trabajo, reveló el coautor del prototipo, Héctor Ortiz Chávez.
Por su parte, Jorge Luis Hinojosa Magaña, también coautor de la máquina, consideró que el prototipo representa un paso importante al combinar un proyecto universitario con la aventura de ser emprendedores.
Dijo que “llegamos a este momento luego de realizar, como integrantes de la Sociedad de Energía y Medio Ambiente de la FI, un estudio sobre el reciclaje en Ciudad Universitaria y una campaña para promover una cultura para impulsar el correcto manejo de los residuos sólidos”, destacó.
Añadió que “descubrimos que este material tiene un potencial de reciclaje muy alto, el problema es que no existen prácticas formales para su acopio ni tecnología mexicana para este propósito. Con apoyo de la empresa Dart de México decidimos este desarrollo, que hoy se puede convertir en una herramienta útil para empresas y gobiernos que hacen uso intensivo de este material”. La construcción fue posible con el apoyo de esa empresa y de la Sociedad de Exalumnos de la Facultad de Ingeniería (SEFI).
De acuerdo a los datos técnicos de la REPS-01, dicha máquina utiliza un proceso a base de calor conocido como termodensificado, que extrae la materia prima de los productos desechables, los cuales están integrados en 95 por ciento de aire y cinco por ciento de poliestireno.
Tras calentar y comprimir el material, se desecha el aire y se obtiene una pasta, con la que se hacen tiras y luego pequeñas perlas o bolitas milimétricas (conocidas como pellets), disponibles para la creación de nuevos artículos plásticos.
En 2011, Ortiz e Hinojosa realizaron su investigación en la UNAM para ver el impacto real que tiene el material en los aspectos sociales, económicos y técnicos. Los resultados mostraron la importancia del poliestireno expandido en la sociedad mexicana y el potencial para generar empleos con un programa de reciclaje.
A partir de este incentivo, comenzaron el diseño del prototipo y reintroducir el unicel a la cadena de valor; como objetivo principal contemplaron ser un producto de costo, consumo energético y mantenimiento bajos, hecho con partes 100% nacionales. Dando por resultado que esta innovación permite, por primera vez, que el tratamiento del unicel sea procesado con un equipo hecho 100% en el país.
Por su parte, José del Cueto, presidente de la Asociación Nacional de la Industria del Plástico, comentó que proyectos como éste ayudarán a incrementar el reciclaje de poliestireno en el país, que apenas llega al 11%.
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