Un grupo de investigadores de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) diseño un modelo de evaluación de la vulnerabilidad costera y sus ciudades para determinar los efectos del cambio climático.
Este modelo permitirá una medición más precisa de la vulnerabilidad, por microrregión, en diversos ambientes costeros, de esta manera, los tomadores de decisiones podrán desarrollar políticas públicas para el desarrollo de medidas de mitigación y adaptación a eventos catastróficos.
Arturo González Baheza, becario del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), dijo que “proponemos una nueva serie de indicadores ambientales, sociales y económicos que, en conjunto con sistemas de información geográfica (SIG) y de percepción remota, nos permite determinar la vulnerabilidad de zonas costeras a tres amenazas de cambio climático: sequías, incremento de lluvias torrenciales y desborde de arroyos e incremento del nivel del mar”.
El resultado del caso de estudio de la Región de La Paz con el modelo de evaluación de la vulnerabilidad de amenazas de cambio climático fue publicado en la revista indizada Climate and Development de la Editorial Taylor and Francis Online, con el título Vulnerability assessment for supporting sustainable coastal city development: a case study of La Paz, México.
Cabe mencionar que 60% de la población humana, así como ocho de las ciudades más importantes del mundo, está asentado en zonas costeras y áreas adyacentes.
De ahí que este modelo se fundamenta en la evaluación de la presión, estado y respuesta, así como exposición, sensibilidad y capacidad de adaptación, de las zonas costeras ante eventos catastróficos, para así tener las previsiones adecuadas.
El especialista añadió que “existen muchos indicadores sociales y económicos generados por instituciones como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) o el Consejo Nacional de Población (Conapo); sin embargo, hay muy poca información relacionada con indicadores ambientales que nos permiten conocer el estado actual de un sistema ambiental, como la flora y fauna, tipo de cobertura vegetal y del suelo, formas y relieves geológicos, entre otros”.
Informó que “esta información nosotros la obtenemos a partir de bases de datos de imágenes de satélite e índices especiales, como el normalizado de vegetación; por ejemplo, comparamos cómo estaba la vegetación de un año a otro, si ha disminuido o aumentado y si ha variado el tipo de vegetación, lo que nos permite saber si existe algún tipo de impacto por parte de las actividades humanas”.
El modelo tiene una aplicación más eficiente que un programa de acción climático municipal, estatal o nacional de gran escala, que no favorece la canalización de esfuerzos humanos, recursos económicos e investigación en microrregiones.
Por su parte, Oscar Arizpe Covarrubias, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Conacyt, adscrito al posgrado de calidad Cimaco de la UABCS, declaró que “el modelo de vulnerabilidad tiene un alcance inclusive mayor que un programa de acción climática, porque esos programas manejan una escala muy amplia que no permite diseñar estrategias de adaptación a vientos, oleajes fuertes o aumento del nivel de mar en regiones reducidas. Este estudio (modelo de evaluación de vulnerabilidad) sí aproxima esos elementos y se pueden implementar estrategias de adaptación con el diseño de políticas públicas por todas las microrregiones que conforman la costa”.
El modelo de evaluación de vulnerabilidad de zonas costeras ante amenazas de cambio climático ha sido aplicado para elaborar el Programa de Medidas Preventivas y Mitigación de la Sequía para Baja California Sur, disponible en el portal de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Los especialistas han aplicado el modelo de evaluación en tres casos de estudio en Baja California Sur: Región de La Paz, acuíferos en Baja California Sur y Loreto, Baja California Sur, con el objetivo de calibrar el uso de indicadores ambientales, sociales y económicos.
Dijo que “el modelo ha localizado microrregiones sumamente vulnerables en torno a inundaciones, como la zona del arroyo del Novillo, en donde está asentada la localidad de Chametla (en la ciudad de La Paz), además de otras áreas muy expuestas a inundaciones, no solo por el aumento del nivel del mar sino por fenómenos meteorológicos como huracanes y ciclones”.
En el caso de estudio de los acuíferos de Baja California Sur, utilizaron indicadores obtenidos de la base de datos de treinta y un estaciones climatológicas en Baja California Sur, asimismo construyeron índices compuestos que reflejan el grado en que un acuífero ha estado expuesto a sequías históricas, su sensibilidad derivada de las presiones ejercidas sobre el mismo y la capacidad de adaptarse a estos cambios.
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